El arcipreste más joven

Bien elegido el verbo: asumir. Porque el religioso afirmaba no ambicionar alcanzar ningún cargo superior. «Ni siquiera me lo planteo. Mi intención es llegar a ... ser un buen sacerdote, evangelizar, construir la Iglesia y prestar mi trabajo a esta en cada momento, con la mayor disponibilidad posible». Por el momento, el nombramiento le hacía estar al cargo de 28 sacerdotes y otras tantas parroquias; coordinar las actividades pastorales de toda la zona del valle del Nalón y, a fin de cuentas, «potenciar y dar nueva vida a la actividad de la Iglesia, anunciando el Evangelio en una zona que abarca desde Tarna a Riaño». Crear «ámbitos de diálogo, de oración y de programación», tal y como había dicho Díaz Merchán, en definitiva.

Importante tarea para quien solo llevaba cuatro años ejerciendo el sacerdocio y representaba a una generación, la de los treintañeros, «que no hace casi acto de presencia por la Iglesia». «Son un grupo que dejan un pequeño hueco, un vacío», reconocía el sacerdote. Ese era el principal reto al que se enfrentaban hace 25 años los sacerdotes asturianos, aunque, con probabilidad, hoy día aún lo siga siendo. Entre tanto y entre que no, decía Pieiga, «la iglesia camina hacia donde siempre lo ha hecho. Sus pasos van dirigidos a anunciar el mensaje de Cristo». Para quien lo quisiera escuchar.

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