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Azabache junto al portal en el Botánico
Talleres de pulido para niños y adultos o un belén monumental centran la atención de los visitantes
JOSÉ LUIS RUIZ
GIJÓN.
Domingo, 23 de diciembre 2018, 05:46
Todo el mundo sabe que el azabache asturiano tiene algo especial, algo que atrae miradas irremediablemente. Durante este fin de semana niños y mayores pueden aprender a lijar, pulir y tallar esta piedra casi mágica.
El Jardín Botánico incluye entre sus actividades de Navidad un taller en el que un experimentado artesano del azabache enseña cómo tratarlo y talla el nombre de cada uno para que se lo lleve de recuerdo.
Telmo, de siete años, vive en Nava y fue el primero en conseguir ayer su propia piedra de azabache. «Es de la época de los dinosaurios», exclamó orgulloso mostrándolo a la cámara. «Le gusta todo lo que tiene que ver con la naturaleza, mucho más que el fútbol, cuando venimos al Botánico es como si fuera al parque de atracciones», aclaraba Marcos, su padre.
Para que nadie se quede con dudas, también hay conferencias de la mano de Tomás Díaz González, director científico del Jardín y catedrático de Botánica de la Universidad de Oviedo. «El azabache de estos territorios de Villaviciosa y Ribadesella tiene unas características muy especiales», explicó. Llevan desde hace tiempo intentando que se reconozca una distinción de la piedra de esta zona.
El 'azabache asturiano del jurásico' es la denominación que el profesor establece como adecuada debido a su proceso de formación. «Para que se produzca tienen que darse algunos factores, una madera concreta que ya no existe y que era habitual en la época del jurásico y sobre todo que haya petróleo. Ese petróleo penetra a través de los vasos conductores de la madera y se impregna, por eso tiene luego ese color negro profundo. Después tienen que pasar miles de años de presión y lenta formación del azabache».
Belén monumental
Otra de las actividades que ha programado el Botánico es el belén monumental. Se distribuye por todo el nuevo espacio del Bioma Boreal Americano y que comparte praderas con las turberas de arándano rojo y el bosque ribereño de aliso gris. Las esculturas de tamaño natural han sido creadas por Miguel Álvarez 'El Ponticu'.
Begoña es una asidua de los belenes del Botánico: «El de este año es maravilloso, de 10. Venimos todos los años y este se ve mucho mejor, muy abierto y cómodo de disfrutar paseando».