«El Botánico es un plan obligado»

Telmo Novás y Tamara Peixeto, procedentes de Tuy (Pontevedra), han disfrutado de siete días en Asturias junto a su hijo Erik. «Como amantes de la naturaleza y el montañismo, tras visitar Oviedo, el Museo de la Minería y otras partes del Principado, el Jardín Botánico era un plan obligado para nosotros», comentaban satisfechos de su apertura excepcional en lunes. Su recorrido por la región culminó con la visita a la playa de San Lorenzo, la Laboral y las termas romanas de Campo Valdés, además del propio Botánico.

Los gallegos fueron dos de las quince personas que asistieron ayer al mediodía a la visita guiada de dos horas organizada por el Jardín Botánico Atlántico, conducida por su habitual guía, Xicu González, con motivo del último día festivo del puente de la Constitución.

Otros integrantes del grupo, pese a ser asturianos, se estrenaban en el Botánico. Fue el caso de Charo Quirós y Fernando Bermúdez, vecinos de Siero y aficionados a la montaña, quienes llevaban tiempo queriendo realizar este 'bautismo'. «Somos de campo. Nuestro propósito es verlo ahora en invierno, para luego volver a visitarlo en primavera y disfrutar del contraste de estaciones». Ambos compartían ayer un mismo mensaje: «Los asturianos no sabemos apreciar lo de casa. Antes de visitar lo de fuera, deberíamos conocer lo nuestro».

El gijonés Alberto Castro acudió acompañado por la mexicana Diana Marino. Para él, no era su primera visita. Para ella, sí. Sin embargo, ambos coincidieron en que tenían «muchas ganas» de realizar el recorrido guiado. «Nos casamos hace poco y uno de los planes pendientes desde entonces era venir al Botánico», comentaron exultantes.

«Trato de venir regularmente para ver la transformación del parque. Para mí, esta es una de las mejores iniciativas que ha tenido la ciudad». Antolina Gutiérrez, florista gijonesa y artista de arte floral japonés, «este entorno es parte de la cultura asturiana y sirve para reconciliarnos con la naturaleza». Gutiérrez pertenece a la Asociación de Amigos del Jardín Botánico Atlántico y a la del Botánico de Estocolmo. Y elogia tanto el recinto gijonés, de carácter «universal», por la variedad de visitantes que acoge, como los «muy buenos programas de información, pedagógicos y lúdicos».