La Calzada clama por los efectos de la ecomanzana: «¿Dónde aparcamos los vecinos?»
La pérdida de plazas para los vehículos tras las pérdidas de plazas en varias calles causa «gran malestar» en el barrio
El malestar de los vecinos de La Calzada por la falta de aparcamiento es más que evidente. Solo hace falta un pequeño recorrido por el barrio para encontrarse carteles pegados a las farolas donde puede leerse el siguiente mensaje: «¿Dónde aparcamos los vecinos?». La pérdida de 222 estacionamientos con el proyecto de la ecomanzana más las 22 del carril bici suman una importante cantidad en una zona donde la utilización de los vehículos está a la orden del día.
«El coche en este barrio es algo muy vertebrador», afirma el presidente de la asociación vecinal Alfonso Camín de La Calzada, Carlos Arias. Aunque la entidad no tiene nada que ver con los carteles que han aparecido, Arias entiende «el descontento» que la situación provoca.
Hace años, la pérdida de plazas en la calle Brasil y en Hernán Cortés «ya causó malestar», pero el proyecto de la ecomanzana en una zona «especialmente sensible porque es construcción antigua», es decir, sin garajes, hizo que mucha gente quedara «muy afectada». A esto se suma a «unas obras que están siendo interminables», critica el presidente. «Todo junto genera un descontento». Por último, la llegada del turismo en verano «se está notando» en el barrio.
Como solución, los vecinos utilizan la explanada de la calle Martín para dejar el coche. Un lugar que está pendiente del inicio de las obras por parte del Ayuntamiento para convertirlo de forma oficial en un parking disuasorio. «Se va a dar una mano de asfalto, sanearlo y pintarlo para que los coches estén ordenados y pueda ocuparse al máximo el espacio», explicaron, a lo que Arias añade la necesidad de «iluminar la zona, ahora causa inseguridad». En total, se conseguirán 170 plazas, pero, aún así no lo ven suficiente. «Es solo un parche más, falta una solución integral», señala Arias, quien entiende, al igual que los vecinos, «que se quiera hacer una ciudad más humana, pero en La Calzada se sufre una contaminación industrial fuerte y al final se mete más la mano en el usuario particular y no va acompañado con otras medidas contaminantes», recuerda.
Coches abandonados
No solo son las plazas que se pierden. En el Polígono, los vecinos están «cansados» de encontrarse día sí y día también coches abandonados ocupando plazas de aparcamiento por todo el barrio, desde la avenida de Portugal hasta en Puerto de Ventana. Estos vehículos «llevan años» estacionados, apunta el presidente vecinal, Manuel Cañete. A pesar de las constantes denuncias de la asociación, solo han retirado un número muy pequeño de ellos, «solo se ponen multas en la luna una y otra vez...», lamenta.