Caracoles, ponis y perritos
Toda clase de animales llenaron el recinto de Mercaplana, que en su jornada inaugural fue visitada por un gran número de personas
Fue todo un acontecimiento. Hace medio siglo abrió sus puertas por primera vez Mercaplana «bajo los mejores auspicios por iniciativa de la Feria de Muestra ... de Asturias», contamos en nuestro ejemplar de hace cincuenta años. Y nadie se lo quiso perder: «La jornada inicial ha constituido un éxito rotundo». Como para no. El mercado de animales y plantas, por ejemplo, preveía abrir todos los sábados y domingos en Mercaplana. Allí se daban cita, para el solaz de los más pequeños, «plantas, diversas variedades de árboles, perros, pájaros, libros de animales y plantas (...), mobiliario de jardín e infinidad de cosas» para contemplar y adquirir. «La Feria», aseguraba EL COMERCIO, «forma un mundo afectivo que ha encontrado el marco idóneo para su promoción».
También nuestro diario contaba con dependencias propias dentro del propio recinto, desde las que pretendíamos ser testigo de excepción «de cuanto se presenta en Mercaplana». Por ejemplo, el día de la inauguración giró en torno al caracol. Al caracol, sí, literalmente: un criadero de estos moluscos ubicado en Candás trajo al recinto gijonés una granja entera para que los niños los admirasen y, a la vez, los padres los comprasen... para comérselos. Eran «productos, al parecer, muy exquisitos», escribió con retintín el reportero de EL COMERCIO. Con réplica: «No diga usted al parecer, (...) son muy exquisitos. Nosotros no hemos venido a hacer un comercio con nuestros caracoles. Traemos la idea de hacer una promoción del caracol», decía uno de los responsables. De cualquier forma, por si acaso interesaba, ahí iban los precios: a 50 pesetas la ración de docena y media, más la correspondiente de pan y vino.
Fueron novedad también dos hermosos ponis holandeses, «gentilmente cedidos por la Granja Coral». «Esti, más que un caballín pequeñu, paez un perru grande», afirmó un pequeño visitante sorprendido por lo orondo de los animales. Cachorros, para acariciar, también los había. Y máquinas de jardín, árboles, muebles; perales listos para dar fruta para el año 1973... Una feria para los niños, sí, pero también para los mayores.
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