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La hora de la comida en el Jardín Aleluya.
1971. Hace 50 años

Caridad para El Llano

El Jardín Aleluya, originado dentro de un programa para erradicar el chabolismo, ayudaba a 120 niños del barrio

arantza margolles

Domingo, 27 de junio 2021, 01:53

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No permanecía ajeno para los gijoneses el jardín infantil de El Llano aunque muchos de ellos jamás se asomasen al popular barrio: también en la plaza del Alférez Provisional, popularmente conocida por Los Patos, se instaló en estos días, pero de hace medio siglo, una tómbola para financiar este proyecto de caridad. «Habrá muchas personas que no conozcan en profundidad cuál es el significado de esta tómola, piedra angular de la obra modelo», leemos en EL COMERCIO, que explica que los orígenes de aquella institución, venida en llamar 'Aleluya', se debían «a la generosidad de un ilustre gijonés que ha cedido unos terrenos en El Llano». Integrado dentro de un programa de erradicación del chabolismo, «una empresa, por aquel entonces, de muy difícil solución», el centro Aleluya fue lo único que quedó de aquellos planes solidarios, convirtiéndose en la «auténtica continuación de lo que debe ser una vida hogareña que perfile el porvenir de las personas».

De ciento veinte niños, en concreto, aunque más de otro centenar permanecían en lista de espera para su inclusión en el centro. «Es de lamentar que, por el momento, no se vea la posibilidad de atender tanta petición. Este hecho justifica y valora la obra».

Formación y manutención

Porque en el Jardín Aleluya, donde había dos maestras tituladas, se daba manutención y formación a los críos, de entre dos y seis años. No sin dificultad. «En los primeros años de vida de la guardería, los niños recibían la comida que era cedida por la Junta de Menores. Después, se retiró esta concesión. La Junta de Menores no facilitó más comidas y los protectores de esta empresa tuvieron que habilitar cocinas y despensa para atender a todas estas criaturas».

De ahí la tómbola de Los Patos, principal fuente de ingresos de tan honrosa iniciativa. Los niños, decíamos, precisaban «más de seiscientas mil pesetas al año». A cambio, «reciben una sólida formación, comida y, en más de una ocasión, hasta ropa. Hemos de consignar que la única ayuda efectiva que se recibe es la del Ayuntamiento de Gijón. El resto está supeditado al éxito que se alcance en la tómbola». Aquella no era cualquier rifa.

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