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Javier Arenas, director de la Fundación Docente Gineco-Obstétrica de Gijón y, hasta su jubilación, jefe de sección de Obstetricia del Hospital Universitario de ... Cabueñes, presume de traer cada año a la ciudad a los más destacados expertos en atención prenatal. Esta semana –el jueves y el viernes–, el hospital gijonés acogerá la decimoquinta edición de un congreso médico que, en esta ocasión, estará dedicado a la exploración y la patología del corazón fetal. Se espera la asistencia de unos 150 profesionales.
–Un año más, y ya van quince, organiza el Congreso de Atención Prenatal...
–Ya estamos muy consolidados. Atraemos a gente de toda España. Este año hemos escogido un tema monográfico sobre cardiopatías porque el impacto de la problemática del corazón es tremendo. Es un terreno muy complicado.
–¿Son habituales las cardiopatías congénitas?
–Sí, son muy frecuentes. Pueden afectar a casi uno por cada cien recién nacidos. Ocho o nueve de cada mil recién nacidos presenta una cardiopatía, más grave o menos grave, pero la presenta.
–Y el diagnóstico antes de que ese bebé nazca, ¿es complicado?
–Muy complicado. La patología es muy difícil de diagnosticar en vida fetal porque el feto es muy pequeñito, y se mueve, el corazón también es muy pequeñito. El corazón de un feto en la ecografía de la semana veinte, que es la ecografía más importante, viene a ser del tamaño de una moneda de un euro. Junto con el sistema nervioso central es el órgano de más difícil diagnóstico y de enfermedades más frecuentes. Pero gracias a la alta resolución de nuestros aparatos de ultrasonidos ya se pueden hacer pronósticos prenatales en el primer trimestre.
–¿Qué impacto tiene ese diagnóstico?
–El primero es que el parto planeado en un hospital con cirugía cardiaca infantil puede salvar la vida a muchos recién nacidos. En algún otro caso, los menos, se puede hacer algún tipo de cirugía prenatal. En los extremadamente serios, se puede plantear una interrupción legal del embarazo. Y en todos los casos, el conocimiento de que el feto tiene una cardiopatía congénita ayuda a los padres a prepararse para el nacimiento de un bebé con un problema. Y además, y esto es muy importante, un porcentaje relativamente alto, entre un 15 y un 35% de los fetos con una cardiopatía congénita, tienen otras cosas. O bien tienen una anomalía cromosómica o bien otra malformación asociada.
–¿Cuál es la morbi-mortalidad de los fetos con cardiopatía?
–Las cardiopatías congénitas están implicadas aproximadamente en un 20% de las muertes neonatales y aproximadamente en un 40% de las muertes perinatales. Al margen de eso, algunas cardiopatías se asocian con secuelas neurológicas. Antiguamente se pensaba que esas secuelas eran de vida postnatal, por los cambios hemodinámicos propios de la cardiopatía o las consecuencias de la cirugía, pero ahora ya se empieza a pensar que muchas de ellas surgen en vida prenatal, porque hay ciertos territorios cerebrales a los que va a llegar el oxígeno con cierta deficiencia.
–Decía que son muy difíciles de detectar. ¿En qué tasas de detección nos movemos?
–No lo sabemos, porque no hay registros de cardiopatías congénitas en España. Según algunas publicaciones, probablemente las tasas de detección no lleguen al 50% a nivel mundial. Para las cardiopatías mayores, pensamos que estarán al filo del 70%.
–¿Y aunque no haya registros, cómo lo hace España?
–No vamos mal, mejoramos ese porcentaje ampliamente. Somos pioneros en ecografía.
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