La ciudad de los autocares
En nuestra sección de intereses locales, 'Gijón por dentro', abogamos por una estación única para los vehículos de uso turístico
El caos era descomunal. Siempre estaba bien, ¿cómo negarlo?, que muchos forasteros decidieran visitar nuestra villa, pero la cuestión era que, hace 75 años, esto ... causaba muchos inconvenientes, sobremanera cuando el vehículo empleado para llegar a Gijón era un autocar. Venían autobuses, decíamos entonces, en un día como hoy, «procedentes de diversas partes de la provincia», y tenían como punto de partida distintos sitios, «cuando, en realidad, debieran tener uno solo; es decir, la estación única o la única estación de los autocares de Gijón. ¿Por qué han de ir a parar a 'Casa de Fulano' o 'Casa Mengano'? ¿No sería mejor que tuvieran casa propia donde podrían estar mejor atendidos, tanto ellos como sus dueños o empresas y público?»
Pero no había estación única en Gijón. Los autocares «son extranjeros, huérfanos y apátridas; que no se sabe de dónde vienen hasta que se afincan aquí y se matriculan en Oviedo. Son unos desgraciados a quien todo el mundo pisa y se sientan en ellos, dándoles un trato que salta a la vista, tan pronto un ser humano penetra en su interior para buscar un asiento y hacer un viaje cómodo como corresponde a la cuantía de pago que hubo de desembolsar a ese fin». Eran, además, en su mayoría vehículos viejos, «que van renqueando desde que se ponen en marcha hasta que difícilmente llegan al punto de destino, con el consiguiente mareo y atolondramiento» a los ocupantes.
Y no solo eso: también estaba la molestia «de tener que ir a buscarlo [al autocar] a donde se le antoja a su conductor y esperar a que este sienta la realísima gana de arrancar del lugar de estacionamiento que él eligió para su vetusto vehículo». La creación de una estación única resolvería todos estos tinglados, pero, aunque ya hacía tiempo se había pensado en construir una, «hasta la fecha y hasta después de la fecha, el proyecto seguirá una lentísima gestación, porque los interesados no tienen prisa en fecundarlo, desarrollarlo y llevarlo a buen fin, antes de que otro tenga que intervenir para sacarlo adelante». ¿Acaso podría, al menos, establecerse una subestación? ¡No nos quedaba nada!
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