Cogida en El Bibio
Pudo haber sido una tragedia la mala faena de Joseíto de Málaga en la feria de Begoña. El diestro hubo de retirarse a la enfermería
Aunque Joseíto de Málaga murió joven -con solo 41 años, dicen que de una pulmonía-, no habría de hacerlo en Gijón. Y eso que durante ... unos minutos, hace estos días un siglo, muchos aficionados taurinos temieron que aquel hubiera sido su destino. La mala suerte en la faena del malagueño salió en portada de EL COMERCIO -una abundantemente ilustrada, además, en una época en la que casi no se publicaban fotografías en nuestro diario-, y también la mala selección de animales de aquella jornada de feria. «Está demostrado plenamente que los ganaderos de toros están confabulados para echar abajo la fiesta nacional», afirmamos, irónicos. «No es fácil encontrar quien haga más daño a las corridas que los propios ganaderos (...). Todo se aprovecha y el empresario que se vaya a las dehesas para apartar una corrida se habrá de fijar forzosamente en el peso de los toros, ya que la bravura es muy difícil, imposible diremos mejor, conocerla y determinarla».
A pesar de eso, de que los toros fueron mansos todos salvo el quinto, la arena del ruedo olió a casi muerte aquel día. «La nota culminante de la corrida la dio indudablemente Joseíto de Málaga, un muchacho que vino con deseos de ganarse el cartel de Gijón, queriendo lograrlo a fuerza de valor y de temeridad. Nos dio la sensación amarga de la tragedia». Resultaba que Joseíto se apretaba mucho contra los toros, y que «en cada trance, hacía correr por la médula del público el frío de la emoción, ahogándose en las gargantas de muchas mujeres bonitas el grito angustioso del espanto».
Toreó Joseíto junto al 'Gitanillo' y Matías Lara, 'Larita', quien hubo de lidiar por él al quinto de la tarde. Joseíto fue «empalado por el pecho y derribado» por su primer toro, que «le metió la cabeza y le arrolló, recibiendo en el cuello la caricia de una cuchillada que de haber penetrado un poco hubiera sido mortal». Se resentía pero siguió en la lid, haciendo «una faena bonita», con un natural, un molinete y dos de pecho intercalados. Estoconazo -algo caído-, ovación, y a enfermería. El quinto no pudo ser. Los toros, o eso dicen, son así.
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