En la cola desde antes del amanecer

Ningún niño quería perderse la oportunidad de poder hablar directamente con los Reyes Magos y el príncipe Aliatar, que por la mañana recibieron en el salón de recepciones del Ayuntamiento a decenas de ellos que desde muy pronto, a la espera de su turno, hicieron cola en la plaza Mayor. Los primeros eran Miguel, de 9 años, Paula, de 6, y Sune, de 5. «Mi marido lleva guardando sitio desde las seis y media de la mañana», decía Maite Vázquez, madre de los dos primeros. «Siempre hacemos el esfuerzo, porque para ellos es muy especial. Aunque para los padres también, mola mucho».

Poco a poco los pequeños iban entrando al Ayuntamiento y encontrándose con Sus Majestades, que les esperaban en sus tronos. Allí, entre sonrisas cómplices, charlaron con todos los niños, a los que entre petición y petición no dejaban de preguntarles si habían sido buenos.

Pese a estar ya en la fecha límite para pedir sus regalos los hermanos Sergio y Jaime Herrero llevaron consigo sus cartas para entregárselas directamente a los Reyes, aunque ya habían hecho un borrador a principios de diciembre. Viven en Salamanca, pero siempre pasan estas fiestas en Gijón, ciudad en la que saben que los Reyes paran sin falta. Y aunque en su caso guardaron cola desde las siete y cuarto de la mañana, «merece la pena», sentenció su madre, Patricia Torrecilla. Sergio tuvo la oportunidad de hablar con Melchor. «Es muy majo», aseguraba. Y Jaime conoció a su favorito, el príncipe Aliatar que, aunque a veces pase inadvertido, «es el mejor porque es el que lee las cartas».

Deva y Naia llegaron «por los pelos» a la cola. Las últimas, pero igual de importantes y con un claro favorito: Melchor. Admitían que pedían «demasiado», pero lo justo por cumplir su parte el trato y haberse portado muy bien.