Un cofre pirata en el patio del Tremañes
Los 245 niños del centro se convierten en piratas y desentierran un tesoro escondido en el marco de un proyecto literario
Un misterioso mensaje en el interior de una botella y cinco atronadores cañonazos. Así comenzó la aventura pirata del colegio Tremañes, en ... la que los 245 niños del centro llevan inmersos desde el primer día de clase tras las vacaciones navideñas.
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Un viaje emocionante en el que, de la mano de la pirata Renata Releída, también conocida como 'la Kraken del Cantábrico', los niños se convirtieron en corsarios y cambiaron sus nombres por otros de tripulantes como 'Furia Patapalo', 'Bala Piernascortas', 'Cazadora de los Mares', 'Corsario Negro' o 'Leyenda Furiosa'. Durante estos meses, han tratado de ayudar a la pirata resolviendo hasta nueve retos educativos: han estudiado las partes de un barco y elaborado maquetas, aprendido a hacer nudos marineros y a comunicarse usando banderas, investigado sobre la vestimenta pirata y los objetos de la piratería.
En un mensaje en vídeo, Renata Releída les lanzó este desafío: «El reto más importante de todos y el más difícil también es que todos los alumnos tendréis que editar un libro de verdad para que otros puedan leerlo». Un libro para el que cada alumno de las catorce clases aportó sus propios cuentos y poesías sobre piratería, elaborados en talleres literarios y que, a través de una campaña de micromecenazgo, se editará el próximo mes de junio. «Hacer una canción y una poesía fue lo más difícil», aseguraba 'Ojo de Cristal', también conocido como Ángel Méndez, de 5 años.
Con cada reto, desbloqueaban una pista para descubrir la ubicación de un cofre del tesoro. Y ayer, aportando cada uno 50 céntimos para que la biblioteca de La Calzada pueda comprar libros, desbloquearon la última: «¿Dónde está la muralla de una antigua pumarada? Y ¿dónde se juntan los muros? Pues desde ahí hay que contar tres cinco pasos hacia el mar y cinco hacia la ciudad», indicaba a sus alumnos el maestro de Infantil Mariano Suárez, alias 'Capitán Cotorra'. Todos los corsarios –con parches en el ojo, garfios y espadas incluidas– salieron al lugar indicado, donde los piratas de sexto de Primaria comenzaron a desenterrar el cofre. «¡Tesoro, tesoro, tesoro!», animaba el resto. Lograron desenterrarlo, pero estaba maldito: «¡Hay que recitar el juramento pirata o nos convertiremos en ratas!». Lo hicieron y, tras quemar sus nombres piratas lograron abrir el cofre: en su interior, fotos personalizadas, diversos objetos y un vale por el libro que siempre les recordará que durante un trimestre, en el Tremañes ondeó la bandera pirata.
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