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Derribo de una de las fachadas de la nave de Flex, en La Calzada. Jesús Manuel Pardo

El derribo de Flex, en Gijón, avanza para acabar la obra el 4 de diciembre

Los trabajos se prorrogan durante dos meses más para asumir actuaciones que no estaban previstas en el proyecto inicial

María Agra

Gijón

Sábado, 18 de octubre 2025, 00:03

El derribo de la antigua fábrica de colchones de Flex en el barrio de La Calzada, en Gijón, avanza para cumplir con el nuevo plazo de ejecución y que el próximo 4 de diciembre la nave ya esté convertida en un solar. La junta de gobierno aprobó el 3 de octubre una modificación el proyecto para prorrogar dos meses los trabajos la prórroga de dos meses, cuyo final estaba previsto originalmente para el 4 de octubre.

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La empresa de demoliciones Hercal ha empezado ya con la parte más visible de los trabajos, que se centran ahora en derruir las fachadas del edificio. La obra, que comenzó a principios del verano tras años de abandono y quejas vecinales por sus problemas de seguridad y salubridad, ha sido durante estos meses un proceso muy delicado porque había que separar la nave de las edificaciones colindantes, actuaciones que se llevaron a cabo con un robot y de forma manual.

Presencia de gasóleo

En un primer momento, el contrato de la obra salió a licitación por 1.077.000 euros, si bien finalmente fue adjudicado por 687.397 euros (impuestos incluidos), con un plazo de ejecución de cuatro meses. La modificación que se ha llevado a cabo y que sitúa la nueva fecha de fin de los trabajos en diciembre tiene que ver con una serie de actuaciones y materiales que no estaban contempladas incialmente en el proyecto y que se detectaron según avanzaba el derribo.

Por ejemplo, la presencia de gasóleo en un depósito subterráneo –que se creía que iba a estar vacío y obligó a gestionar la retirada– y una impermeabilidad asfáltica en la cubierta, que hubo que suprimir manualmente. Ambas cuestiones harán necesaria una revisión de precios, aún sin cuantificar, que tendrá que ser aprobada en junta de gobierno.

Además de algunos rótulos de su antigua actividad industrial y comercial, en el interior del edificio hay una gran proliferación de grafitis –e incluso el esqueleto de un skate park–, procedentes la mayoría de la etapa en la que el inmueble estuvo okupado bajo la denominación de Centro Social Okupado Autogestionado (CSOA) 'La Reflexón'.

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