El derribo de Flex en Gijón toma velocidad: la nave desaparecerá en noviembre
La alcaldesa y el concejal de Urbanismo visitaron una obra de demolición que tras finalizar los trabajos más delicados empezará a hacerse visible con la entrada de maquinaria pesada
El derribo de la antigua fábrica de colchones de Flex en el barrio de La Calzada, en Gijón, que dio comienzo a ... principios del verano tras años de abandono y de quejas vecinales por sus problemas de seguridad y salubridad, entra en una nueva fase en la que «el avance se va a ver con más claridad». Así lo asegura Juan Manuel Sabugo, técnico de demoliciones de la empresa Hercal, que señala que «en noviembre debería estar todo finalizado», con la nave convertida en un solar. Durante una visita a las obras de la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, y el concejal de Urbanismo, Jesús Martínez Salvador, Sabugo explicó que las tareas realizadas hasta el momento eran más delicadas, para separar la nave de las edificaciones colindantes. «Hemos estado trabajando con un robot y de forma manual, además de con limpiezas interiores y segregación de residuos. Ahora podrá entrar la maquinaria pesada y esta fase será más rápida», indicó. Así, aunque el volumen del material ya retirado es considerable -en la zona que linda con las parcelas adyacentes el edificio tenía una zona que alcanzaba las siete plantas, de las que han desaparecido cinco-, no será hasta ahora cuando el grueso de la construcción empiece a desaparecer a la vista de la ciudadanía.
«Empiezan a darse los últimos pasos del compromiso que adquirimos con los vecinos para solucionar un problema histórico», destacó el concejal de Urbanismo, Jesús Martínez Salvador, quien recordó que el Ayuntamiento licitó estas obras adelantando el dinero necesario para su ejecución, que después deberá ser reintegrado a las arcas municipales por el propietario del solar. Destacó además esta condición de propiedad privada a la hora de referirse a una petición de los vecinos de La Calzada: que cuando se complete la demolición el terreno sea adecentado como aparcamiento. «Eso es algo que está fuera del alcance del Ayuntamiento», indicó.
El aparejador Arturo Pitiot, responsable del proyecto de demolición y de la dirección de obra, señaló que tras el inicio de los trabajos se detectaron algunos materiales y actuaciones que no estaban contemplados inicialmente, como una impermeabilidad asfáltica en la cubierta y la presencia de gasóleo en un depósito subterráneo, cuestiones que harán necesaria una revisión de precios aún sin cuantificar. Además de algunos rótulos de su antigua actividad industrial y comercial, en el interior del edificio hay una gran proliferación de grafitis -e incluso el esqueleto de un skate park-, procedentes la mayoría de la etapa en la que el inmueble estuvo okupado bajo la denominación de Centro Social Okupado Autogestionado (CSOA) 'La Reflexón'.
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