Dionisio Fernández Uría
«Si se pone el tratamiento adecuado de manera precoz, la mayoría tiene buena evolución y una supervivencia igual a la del resto de la población»
La esclerosis múltiple afecta a 200 de cada 100.000 asturianos. El neurólogo Dionisio Fernández Uría (Gijón, 1957), impulsor de la única unidad de ... esclerosis múltiple que hay en la región, está considerado uno de los mayores expertos del país en la enfermedad. El sábado participará en las XXII Jornadas Científicas sobre Esclerosis Múltiple que organiza la Asociación Asturiana de Esclerosis Múltiple en el Hospital de Cabueñes, en Gijón, donde hablará sobre los síntomas, los tipos evolutivos y el diagnóstico.
–Hay diferentes tipos de esclerosis múltiple. ¿Cuáles son?
–Cuando se diagnostica, el paciente siempre piensa en el peor de los pronósticos, pero la esclerosis múltiple tiene muchísimas formas de presentación y distintoss tipos de evolución. Fundamentalmente hay dos: la forma en brotes o remitente recurrente, que tiene un empeoramiento rápido en pocos días pero en las siguientes semanas o meses mejora total o parcialmente, y la forma primariamente progresiva, que consiste en un empeoramiento insidioso, lento y progresivo a lo largo de los años.
–¿Hay algún tipo más?
–Hay un tercero, que empieza con brotes y se mantiene durante unos años con brotes y recuperación, hasta que empieza a empeorar de forma progresiva sin brotes.
–Cada vez hay más jóvenes que padecen la enfermedad, ¿no?
–Cada vez hay más personas con esclerosis múltiple. La edad media de aparición sigue siendo la misma, hacia los 30 años en las formas con brotes y hacia los 40 en las formas progresivas primarias. Lo que sí está aumentando es la frecuencia. En Asturias ya tenemos más de 200 casos por 100.000 habitantes y aparecen unos ocho casos nuevos al año por cada 100.000 habitantes. Curiosamente más en mujeres.
–¿Por qué más en mujeres?
–La esclerosis múltiple es una enfermedad de base autoinmune y estas enfermedades, por genética y hormonas, son más frecuentes en las mujeres. Hay casi tres mujeres por cada hombre.
–¿Y cómo se diagnostica?
–El problema del diagnóstico es que hay muchas otras enfermedades que pueden producir los mismos síntomas, con una evolución similar e incluso una resonancia muy similar. Cuando se presenta por primera vez una sospecha, lo principal es descartar otras dolencias.
–¿Qué habría que hacer?
–Hay que hacer un análisis de sangre, que permite descartar otras causas; una punción lumbar, que sirve para descartar causas infecciosas o tumorales y marca el pronóstico en función de si hay bandas oligoclonales (proteína que indica inflamación del sistema nervioso central), y una resonancia, fundamental para ver las lesiones y si son desmielinizantes. Luego hay otra prueba, que se llama potenciales evocados visuales y somatosensoriales, que te dice dónde están las lesiones. Es un puzzle. Tienes que ir juntando todas estas cosas para concluir que es una esclerosis múltiple.
–Más o menos, ¿cuánto tiempo puede llevar el diagnóstico?
–Se necesita que haya lesiones o síntomas nuevos en el tiempo. A veces, con el primer brote no puedes asegurarlo. Solo puedes confirmar que ha habido algún episodio previo si la resonancia tiene lesiones antiguas y recientes, pero si tiene todas las lesiones de la misma época y solo ha tenido un síntoma de inicio, tienes que esperar a un segundo síntoma para confirmar la enfermedad. Depende del tiempo que pase entre el primer y segundo síntoma, pero generalmente se diagnostica entre los seis meses y un año.
–¿A qué síntomas hay que atender?
–Son varios y se pueden presentar aislados o todos en combinación, no hay dos pacientes iguales. Los más habituales son la pérdida de fuerza, ya sea en una mitad del cuerpo, de la cintura para abajo o que se te tuerza la cara por una parálisis facial, y los sensitivos, como perder sensibilidad en una zona del cuerpo o notar una sensibilidad extraña. También la la fatiga, la pérdida de visión en uno o dos ojos o la visión doble. Hay otros menos frecuentes, como la alteración de la forma de orinar, que se traduce en escape de la orina, no aguantar la gana o querer orinar y no poder.
–¿Y cuáles son los factores de riesgo para su aparición?
–Hay un pequeño componente genético, aunque no se puede considerar una enfermedad hereditaria porque debería tener un riesgo de transmisión del 25% o más y solo es del 2%. También influyen factores externos que no sabemos sin son tóxicos, ambientales o enfermedades infecciosas, pero en los últimos años se demostró que la infección previa por el virus de Epstein-Barr aumenta muchísimo el riesgo de padecer esclerosis múltiple. Eso marcó una diferencia tremenda. Yo tengo la esperanza de que en los próximos años aparezca una vacuna para no infectarse y no desarrollar la enfermedad.
–Muchos no lo conocen...
–La mayoría de la población hemos tenido contacto con él, lo que pasa que nos hemos autodefendido y no hemos desarrollado la enfermedad. Cuando la desarrollas se llama mononucleosis infecciosa, conocida como enfermedad del beso, y es un factor muy importante.
–¿Qué otros influyen?
–El tabaco aumenta el riesgo y la probabilidad de que la evolución sea peor, pero también influyen el déficit de vitamina D, el sobrepeso y las dietas muy ricas en sal.
–¿Qué tratamiento tiene?
–Disponemos de 14 tratamientos aprobados y el pronóstico ha cambiado radicalmente. Si pones el tratamiento adecuado de manera precoz, la mayoría tiene una evolución mucho mejor y una supervivencia igual a la del resto de la población.
–¿En qué consisten?
–Se intenta personalizar en cada paciente según el tipo de esclerosis múltiple que tiene y sus hábitos de vida. Algunos se ponen en la vena en el hospital, otros se toman en pastillas y hay unos subcutáneos que se pone el propio paciente. Eso sí, cuanto más eficaces son, más riesgos tienen.
–¿Qué efectos tiene la contaminación del aire en los pacientes?
–Hay estudios que han encontrado un aumento de la frecuencia por los tóxicos ambientales. No está claro cuál ni hasta qué nivel, pero probablemente son un factor de riesgo. También influye el clima. Aquí tenemos poca vitamina D por poca irradiación solar. Por eso es más frecuente en países de latitudes altas. Incluso hay una teoría que dice que fueron los vikingos, en sus sucesivas migraciones, quienes fueron repartiendo la genética de la esclerosis múltiple por el mundo.
–La Asociación Asturiana de Esclerosis Múltiple organiza estas jornadas. ¿Qué labor realiza?
–La asociación tiene fisioterapeutas para tratamientos que no puede abarcar la sanidad pública, trabajadores sociales que asesoran a los pacientes en todo lo que necesiten y también psicólogos. Por eso es muy importante que se asocien, porque así hacen más potente la asociación que les puede ayudar.
–La Unidad de Esclerosis Múltiple del Hospital de Cabueñes recibirá en las jornadas la certificación de calidad de la Sociedad Española de Calidad Asistencial. ¿Qué significa esta acreditación?
–La Sociedad Española de Calidad Asistencial ha elaborado una guía en la que se tienen que cumplir 32 ítems de calidad para considerar que un servicio da la máxima calidad asistencial, y después de examinar a la Unidad de Esclerosis Múltiple de Cabueñes, le va a conceder la certificación. Es un hito importante.
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