La fábrica que pudo ser
La visita a Madrid del administrador de la Tabacalera trajo la noticia de que en Gijón se iba a establecer una nueva fábrica
Hoy sabemos que nada llegó a hacerse, pero a estas alturas del año 1922 había hasta propuestas sobre la mesa para la localización de aquella ... planta. Como «el de la quinta denominada de Marina, sita cerca de Tremañes, muy próxima a la línea del ferrocarril del Norte, y no muy lejos del apartadero de La Algodonera», un terreno ofrecido, tiempo atrás, al ramo de la Guerra para el establecimiento de un cuartel destinado a Artillería o Caballería.
Que pudo haber una fábrica de tabacos de nueva planta en el Gijón del siglo XX es tan cierto como firmes eran las promesas de la Compañía Arrendataria, cuyo director, Francisco Bastos preparaba venir a la ciudad cuanto antes «a fin de visitar los terrenos ofrecidos y resolver en definitiva». Coincidían estos proyectos con las obras de electrificación de la maquinaria de la vieja fábrica en Cimavilla, donde, hasta entonces, todo funcionaba a vapor. Aquello hacía sospechar que el viejo establecimiento tardaría un tiempo en abandonarse. ¿Y después? Algunos decían ya que el viejo convento de las Agustinas Recoletas se emplearía para almacenes. «Es ya viejo», afirmaba Fuentes. «No reúne condiciones (...) para el impulso que la Compañía piensa dar a todas las fábricas de España». Pues al final sí que las reunió.
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