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Iván e Irene, en la playa de Poniente. E. C.

El Festival Aéreo se va de boda

El sargento del Ejército del Aire Iván Fortío celebrará su enlace el viernes antes de la exhibición, con paseíllo de sables incluido | Mecánico de los aviones de combate F18 Hornet, este militar gijonés cumple su sueño de casarse en su ciudad y en una «fecha muy señalada para mí»

ANA RANERA

GIJÓN.

Viernes, 28 de junio 2019, 02:46

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Irene no se creyó a Iván cuando él le prometió que recorrería 300 kilómetros solo para llevarle a casa un chocolate con churros de Mayka, pero Iván lo hizo y, nueve años después de aquel desayuno, ultiman los preparativos de su boda militar, que se celebrará el 19 de julio en el Ayuntamiento de Gijón.

Diez años antes, en 1999, estrenando su mayoría de edad, Iván Fortío e Irene Fouz habían compartido un verano, pero aquel amor terminó cuando llegó septiembre y él tuvo que retomar su formación militar. No volvieron a verse, no supieron nunca nada más de aquella historia, hasta que, casi una década después, Iván encontró el teléfono de Irene. Empezaron a escribirse y, a las pocas semanas del primer mensaje, él cumplió su promesa y le regaló un chocolate con churros de Mayka.

Aquel desayuno dio lugar a sus primeros años de noviazgo, les tocó vivirlos a distancia, hasta que Iván ascendió a sargento y, ya por fin, pudieron empezar una vida juntos en Madrid. Pero, para dos gijoneses, en la capital faltaba algo para construir una historia perfecta, el mar. Ante la ausencia de Ejército del Aire en Asturias, se trasladaron a Arinaga, en la isla de Gran Canaria, donde, al menos, podían atenuar su morriña en la playa.

Hace justo un año, nació su primer hijo, que se convirtió en la mejor consecuencia que podía tener aquel inesperado primer beso en las escaleras del Lavaderu. Y con el bebé y toda la familia presente, Iván aprovechó unas vacaciones en Gijón para pedirle matrimonio a Irene en la playa de Poniente. Ella dijo que sí y, desde entonces, preparan ilusionados su enlace.

La boda será militar, como no podía ser de otra manera, y se celebrará dos días antes del Festival Aéreo de Gijón, «una fecha muy especial» para el novio, quien, durante mucho tiempo, trabajó como mecánico de los aviones F18, unos de los aeroplanos que suelen participar en la exhibición. Por eso, para el prometido, ese es el día perfecto para casarse, porque le permite reunir sus tres grandes pasiones: Irene, Asturias y el Ejército del Aire.

El Ayuntamiento de Gijón es el escenario elegido para su boda civil y allí, al finalizar el enlace, varios militares armarán el pasillo de sables del que los novios solo podrán salir besándose. Tras este protocolo, las gaitas y los tambores pondrán la melodía al cierre de su ceremonia. Para Gijón, será todo un acontecimiento acoger una boda de esta índole en la ciudad, no así para esta pareja, con una consolidada tradición militar en sus familias.

Iván pretende con su boda «acercar la cultura militar a los gijoneses» y transmitir a sus vecinos que los soldados «también tenemos vidas normales». Por eso, cuando supo que se casaría, quiso hablar a sus paisanos de cómo vive su morriña y de su amor a Gijón, a su familia y a los aviones.

Iván sueña con que algún día aterricen en Asturias, para quedarse, las fuerzas aéreas, porque, ese día, podrá volver y convertir en rutina los desayunos en Mayka, los baños en Poniente, los sonidos de las gaitas y los tambores y los besos en el Lavaderu que consiguieron cambiarle la vida.

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