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Andrés Canal se alzó por tercer año consecutivo con el Premio del Público en la plaza Mayor gijonesa. PETEIRO

Culinos de buen palu

El llagar de Huerces recibió el Elogio de Oro y Canal, el Premio del Público por tercer año consecutivo en la Fiesta de la Sidra Natural de Gijón

Pablo Antón Marín Estrada

Gijón

Domingo, 26 de agosto 2018

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Los premios a los mejores palos de la 27 Fiesta de la Sidra Natural de Gijón se quedaron este año en casa. Sidra Huerces, de la parroquia del mismo nombre, recibió el Elogio de Oro que concede el Jurado Profesional, y el Premio del Público fue a parar por tercer año consecutivo a Sidra Canal, de Lavandera.

La concesión de los galardones ponía ayer el broche final a una semana dedicada a nuestra bebida autóctona que en su día grande volvió a reunir a cientos de personas en el entorno de la plaza Mayor para degustar los mostos fermentados de un total de 23 llagares y en la que los profesionales del sector reconocieron con El Tonel de Oro a Rosabel Berrocal, organizadora del certamen desde su primera edición en 1996.

La espita de una 'folixa' en la que iban a correr ríos de la mejor sidra producida por los llagares participantes se abría puntual al mediodía con el ya tradicional primer 'culín' escanciado por los ganadores del año anterior.

José Luis Vigón, de Sidra Orizón, Elogio de Oro en 2017, y Andrés Canal, de Sidra Canal, Premio del Público, fueron los encargados de descorchar y llenar los vasos con los que se daba por inaugurada esta nueva edición del festival gijonés.

Tonel a Rosabel Berrocal

Momentos antes, la alcaldesa Carmen Moriyón había entregado El Tonel de Oro a Rosabel Berrocal, definida por su 'jefa' en Divertia, la directora del Teatro Jovellanos, Teresa Sánchez, como «una persona muy especial, alguien muy importante en esta fiesta que tanto quiere y a quien vamos a echar mucho de menos», afirmó aludiendo a su próxima jubilación en el Departamento de Producción de Festejos.

Y, mientras en el escenario de la plaza Mayor se daba por 'espichada' la jornada de degustación de los mejores palos, los dos jurados responsables de conceder los premios Elogio de Oro y del Público acometían su cata a ciegas para valorar una a una las veintitrés sidras presentadas al certamen. En el Campo Valdés, lugar de reunión del jurado popular, veinticinco ciudadanos elegidos por sorteo entre los inscritos previamente para participar en la cata probaban los mostos anotando sus puntuaciones en cada una de las características de valoración: vaso, aroma y sabor.

Imagen. Los culinos corrieron a raudales.

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Imagen. Los culinos corrieron a raudales. Jorge Peteiro

Entre ellos, los había veteranos, como Antonio Suárez, profesional de la hostelería, o Rafael Sirgo, jubilado y antiguo propietario de un llagar casero, ambos con la experiencia de haber sido jurados en ediciones anteriores. Junto a ellos, debutantes como Laura Rubio, vendedora de una cadena comercial de productos informáticos y su compañera de trabajo, Covadonga López, o Montse Escotet, empleada de una entidad bancaria, todas sin otra vinculación con el mundo de la sidra que el de meras y entusiastas consumidoras. Sus motivaciones para formar parte del jurado también eran distintas. «Soy más de vino que de sidra, pero me gustan las cosas buenas y aquí las hay para probarlas», afirmaba Antonio, mientras su compañera de tribunal, Montse, coincidía en la adjetivación y, al contrario que el hostelero, declaraba: «Lo único que bebo es sidra. Me hace ilusión participar porque lo bueno sabemos todos apreciarlo. Ahora toca valorar qué es mejor y por qué». Y, en cuanto a los gustos, la diversidad también parecía marcar la pauta. «A mí la sidra me gusta suave y poco ácida», declaraba Laura, y su amiga Covadonga admitía preferirla «más ácida que dulce». Rafael («soy el más vieyu del grupo») prefería elogiar en general «la calidad que está alcanzando la sidra cada año. Eso se nota y se agradece por los que lo sabemos apreciar», decía.

Las decisiones de ambos jurados se conocerían en torno a las dos de la tarde. José Antonio Norniella, de Sidra Huerces, tras recoger el Premio Elogio de Oro, manifestaba su satisfacción «por un reconocimiento que otorgan compañeros y expertos» y definía el palo premiado como «una sidra con buena presencia, buen vaso, bien de aromas, seca y por eso diferente a las que se estilan hoy, más afrutadas, pero esa es la línea que seguimos nosotros».

Imagen. Cientos de personas disfrutaron del caldo regional.

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Imagen. Cientos de personas disfrutaron del caldo regional. Jorge Peteiro

Para el actual gerente de este llagar fundado en 1992 y con orígenes familiares en 1878, el secreto para haber gustado a los expertos es «utilizar manzanas en buenas condiciones y tener un poquitín de suerte con las fermentaciones para que sea la que está mejor en el momento».

Andrés Canal, de Sidra Canal, por su parte, recibía por tercer año consecutivo el favor del jurado popular «con mucha sorpresa, porque dos veces, vale, pero tres seguidas... la verdad es que no me lo esperaba».

El llagareru de Llavandera, hijo del fundador que comenzó a comercializar sus mostos en 1955, calificaba el palo ganador como «una sidra normal que se estuvo vendiendo al público hace unos días. Lo dejé para que reposara un poco más y cogiera un poco de solera. Tiene un sabor agradable en boca, entra muy bien y gusta», afirmaba.

La concesión de los premios anunciaba que la espita de esta nueva edición de la Fiesta de la Sidra Natural estaba próxima a cerrarse con el mismo éxito que las anteriores y, a juzgar por la afluencia de público en los puestos, con las mismas ganas de seguir trasegando nuestra bebida más popular hasta el último culín.

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