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Usuarias del programa 'Cuidando a quien cuida' con la trabajadora social Lucía Cueto en el centro social de mayores de El Polígono. José Simal
La lucha contra la soledad no deseada

El antídoto contra el aislamiento: «Esto fue una salvación para mí»

El programa 'Cuidando a quien cuida', de Atención Primaria y Servicios Sociales, ayuda a las personas que se aíslan al ocuparse de familiares

María Agra

Gijón

Lunes, 1 de diciembre 2025, 06:45

Desde hace algo más de un año y medio, la vida de Edita de la Vega, de 71 años, consistía en cuidar de su marido, ... enfermo de esclerosis múltiple. Era solo «levántalo, vístelo, lávalo, límpiale, llévalo al baño, dale de comer, llévalo a la calle y mételo otra vez en casa». Y así todos los días. Se había olvidado de lo que es tener libertad –aún recuerda con una sonrisa aquellos viajes a la Feria de Abril de Sevilla– y hasta de sí misma. Cuando a su marido «empezó a no irle tan bien la cabeza, debido al deterioro de la enfermedad, al no gestionar bien sus cosas tampoco gestionaba bien lo mío», relata. Se sentía ahogada. «Llega un momento en que te saturas y no ves salida, solo la obligación de dar y dar. Y entonces piensas en meterlo en un centro, ¿pero cómo vas a hacer eso? Es como decir 'no lo quiero conmigo, fuera'». Lo mismo pensaban sus hijas.

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Tramitar los papeles de la dependencia, delegar en los cuidados o lidiar con la sensación de culpa pueden convertirse en una habitación sin salida cuyas paredes van poco a poco desplomándose sobre las personas cuidadoras. Fue lo que le pasó a Edita y al «grupín» que se reúne todos los miércoles en el centro social de mayores Los Puertos, en El Polígono, para asistir a las sesiones del programa 'Cuidando a quien cuida'. Desde que entró en esta «vorágine» –como ella lo llama–, Edita ha recuperado su vida. Su marido lleva tres semanas yendo a un centro de día y, ahora, tanto sus hijas como ella se preguntan «cómo no lo habíamos hecho antes». «Él va encantado, viene encantado y el cambio fue tremendo. Yo todavía estoy asimilando que tengo libertad para hacer y deshacer desde las diez de la mañana hasta las cinco de la tarde», dice con una gracia que parece llevar tiempo adormecida.

Recuperar la calidad de vida

Sobre el papel, 'Cuidando a quien cuida' es «formación y apoyo comunitario», pero en la práctica es la vuelta a una vida que parecía ya sepultada. La iniciativa, desarrollada de manera conjunta por la Fundación de Servicios Sociales y los centros de Atención Primaria para mejorar la calidad de la vida de las personas cuidadoras, surgió en 2023 a raíz de las peticiones que un grupo hizo llegar a la trabajadora social del centro de salud de El Coto para retomar los grupos de ayuda mutua, destinados a personas mayores que cuidan de otras personas mayores en el domicilio.

Desde el servicio de dinamización de centros sociales de mayores de Servicios Sociales palparon esa urgencia y pusieron en marcha este programa, que arrancó en noviembre de 2023 en El Coto y ya va por su tercera edición. «Lo estamos extendiendo a otros barrios», cuenta Patricia Fernández, coordinadora. «Ahora estamos con Laviada, en el centro Los Puertos, y hace unas semanas tuvimos una reunión para cerrar fechas y empezar a organizar un nuevo grupo en la zona de Roces-Montevil, que se desarrollará en el centro social de mayores de Roces».

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Mediante sesiones gratuitas de hora y media, impartidas por profesionales del centro de salud –psicóloga, enfermera y trabajadora social– y personal de Servicios Sociales –coordinadora de dinamización, trabajadora social y educadora social– en los centros de mayores, el programa está ayudando a muchas personas a combatir el aislamiento al que les recluyen los cuidados, ya que «al final asumen esa función de manera individual y un poco claustrofóbica», apunta.

Salen de casa, se encuentran con personas que les hacen sentir que no están solas e incluso tejen lazos que, en el caso de Laviada, han dado pie a un grupo informal que queda todas las semanas para tomar un café. «Saber que hay personas que lo están pasando como tú y ver cómo lo gestionan te ayuda a gestionarlo tú», afirma Edita, que aún está en proceso de adaptación porque «hasta ahora estuve arreglando papeles. No tenía tiempo ni para pensar que tengo tiempo».

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Aprender a cuidarse

Otra usuaria, que prefiere permanecer en el anonimato, es todavía más contundente: «Para mí esto fue una salvación», reconoce ante su grupo entre lágrimas. No ve a sus hermanos y puede llegar a pasar días sin hablar con nadie. Por eso para ella «esto es una terapia». O para Loli R., que cuida de su madre –de 94 años– y pasó varios años sin salir de casa porque no se atrevía a dejarla sola. «Ese es el impacto positivo de esta experiencia», destaca la coordinadora. «Retoman esa esfera social que les quedó borrada cuando se encerraron en casa a cuidar».

Además, también aprenden. Allí les explican nociones básicas sobre los cuidados y el autocuidado y les resuelven dudas sobre las prestaciones sociales. Todo ello combinado con visitas guiadas a la Ciudadela o el Museo del Ferrocarril, teatro y jornadas de carácter intergeneracional, en las que conviven con chavales de colegios e institutos. 

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