Agua mediterránea en el Cantábrico
El buque oceanográfico Hespérides, que cumplió amarrado en El Musel su treinta aniversario, finaliza la campaña 'Transmow'
EUGENIA GARCÍA
GIJÓN.
Lunes, 17 de mayo 2021, 03:03
«No es del todo descabellado decir que en la costa gijonesa te puedes bañar en aguas mediterráneas», aseguró Leopoldo Pena, investigador de la Universidad de Barcelona y director de la campaña 'Transmow', recién desembarcado del buque oceanográfico Hespérides, que ayer celebró amarrado en El Musel sus 30 años. El buque enlazó una campaña previa en Canarias con veinte días de navegación analizando la circulación de las aguas profundas del Mediterráneo que llegan hasta el Atlántico y se pueden detectar «incluso en Irlanda».
«Al recoger las muestras en la costa gijonesa pudimos comprobar que aquí enfrente, entre 800 y 1.200 metros de profundidad, hay una lengua de agua mediterránea que llega desde Gibraltar hasta aquí y que está claramente definida». No afecta directamente a la temperatura del agua de la playa de San Lorenzo, «pero si por el viento las aguas profundas afloran a la superficie, sí puede haber cierta contribución».
El Hespérides arribó a Gijón cargado con más de 500 muestras de agua -cada una de ellas de unos diez litros- y unas 150 de sedimento marino tomadas por toda la costa peninsular desde Barcelona hasta Gijón, pasando por el Estrecho de Gibraltar, que fueron desembarcadas y trasladadas a Barcelona. Determinar el origen concreto de las aguas mediante trazadores -una suerte de firma química única- es, según Pena, «como detectar una cucharadita de sal en una pìscina olímpica». Pero gracias a la tecnología, el equipo multidisciplinar de 15 científicos que han compartido el Hespérides con sus 51 tripulantes podrá entender mejor la contribución real de este agua sobre el Atlántico y el control del clima del planeta, para hacer predicciones sobre futuros escenarios del cambio climático.
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«Fue una campaña especialmente demandante, porque había que recoger muestras en zonas complicadas y en mayo te arriesgas a que el estado de la mar no sea el adecuado», explicó el comandante del buque, el capitán de fragata Tomás Cordón. «Sin embargo, ha sido muy satisfactoria». Más aún al haber podido retomar la actividad en un año «difícil» en el que sufrieron un brote de covid a bordo que obligó a cancelar la campaña Antártica. «El temporal está amainando y es importante recobrar la ilusión», reconoció el comandante.
Los científicos tienen por lo menos dos años de trabajo por delante. El Hespérides, cuyo comandante lamentó no haber podido realizar la habitual jornada de puertas abiertas en Gijón -«siempre nos hemos sentido muy bien acogidos»-, puso rumbo a Cartagena, donde se completará la modernización de su planta propulsora que permitirá que «el mejor buque español para hacer ciencia» siga sumando millas. La Armada celebrará a bordo sus treinta años de servicio, con un acto solemne de lectura de Leyes Penales.