«Es un homenaje a los miles de niños y jóvenes con los que pudimos disfrutar»
«El nombre surgió de un muñeco de barro en una caja de tesoros. El nuestro era la animación y el teatro y los niños nos regalaban sus sonrisas»
E. GARCÍA / M. MENÉNDEZ
GIJÓN.
Jueves, 30 de junio 2022, 01:14
Un muñeco de barro con ojos de sardina guardado en una caja de tesoros. De aquella historia infantil de la abuela de Aida Corte ... surgió el nombre Quiquilimón, la compañía teatral infantil que tras 42 años haciendo soñar a miles de niños y jóvenes gijoneses se subió una última vez al escenario antes de cerrar definitivamente el telón. Sobre las tablas del Teatro Jovellanos, sus fundadores, Rosa Garnacho y Chus Casado, superaron una vez más su timidez y miedo escénico para compartir un agradecimiento desde el corazón.
Comenzó Rosa comentando su «sorpresa» ante la concesión del reconocimiento y agradeciendo a IU y el resto de la corporación por «votar a favor y reconocer la trayectoria de una compañía de base como la nuestra». También recordó a Paco Abril, «que impulsó la creación del colectivo inicial y que junto al resto de los 22 componentes marcó para siempre un espíritu y una filosofía que se mantuvo intacta durante todos estos años», así como al resto de componentes del colectivo «con los que emprendimos uno de nuestros proyectos estrella, la Sala Quiquilimón».
Hizo extensivo el agradecimiento a Daniel Gutiérrez Granda y Miguel Acevedo «por haber creído en nosotros desde el principio», a Viso, al Ayuntamiento, a la Fundación Municipal de Cultura y «muy en especial al Teatro Jovellanos». A instituciones públicas y privadas, autonómicas y nacionales; a compañeros de asociaciones sectoriales; a multitud de profesionales... A todos les dijo «gracias de corazón». «Queda claro que el premio pertenece por derecho propio a quienes hicieron, hicimos, que Quiquilimón perdurara estos 42 años».
MEDALLA DE PLATAQuiquilimón«El conocimiento de la infancia, su transparencia y limpieza fueron el verdadero motor que nos impulsó», dijo Garnacho
«Consideramos esta medalla como un homenaje total a los miles de niños, niñas y jóvenes de los que tuvimos la suerte de disfrutar. Nuestro profundo respeto hacia ellos. El conocimiento de la infancia, su transparencia y limpieza fueron el verdadero motor que nos impulsó y nos permitió resistir en los momentos en los que el cielo se nubló y llegaron inevitables tormentas. Ellos fueron los auténticos destinatarios de nuestros esfuerzos y deséelos; también de nuestra felicidad y satisfacción», reconoció.
Chus Casado tuvo un emocionado y aplaudido recuerdo a «las personas que trabajaron con nosotros» y relató la bonita historia de Quiquilimón, el muñeco de barro que una niña guardó en su caja y «solo enseñaba si le regalaban algo». «Más tarde, esas cajas empezaron a llamarse Quiquilimón y cuando se iban a visitar las amigas llevaban sus quiquilimones e intercambiaban sus tesoros. Nuestro tesoro -apuntó- era la animación y el teatro, los niños nos regalaban sus sonrisas, sus comentarios, su imaginación...».
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