«El ictus se da ya en personas de entre 50 y 60 años»
«Hay tres signos para identificarlo: pérdida de la fuerza en media cara, en medio cuerpo y alteración del lenguaje»
El coordinador de la Unidad de Ictus del HUCA, Sergio Calleja (Piloña, 1971), ofreció ayer una charla en la antigua Escuela de Comercio sobre ... la prevención del ictus, una de las causas de muerte más común.
–Empecemos si le parece por lo principal, ¿qué es un ictus?
–Es el nombre genérico que se utiliza para designar a la enfermedad vascular del cerebro. Ocurre cuando una arteria del cerebro se obstruye o se rompe y da lugar a que la zona irrigada por esa arteria deja de funcionar.
–¿Cuáles son sus síntomas?
–Los grupos de expertos proponen transmitir a la población tres signos que permiten identificar casi un 80% de los casos: pérdida brusca de la fuerza de media cara, también de medio cuerpo sin dolor (no siempre todo) y una alteración de la capacidad del lenguaje. Es importante saberlo, porque cuanto antes se actúe antes esa persona puede recuperar su vida normal.
–¿Cómo se puede prevenir?
–Una dieta saludable, el ejercicio físico cotidiano y de mediana intensidad y la sociabilidad. Cuando no están bien ajustados se favorece una serie de enfermedades que van a dar lugar al ictus: obesidad, hipertensión o diabetes, entre otros.
–¿Entonces la probabilidad depende del estilo de vida?
–Sí, pero el estilo de vida depende mucho de las condiciones de vida. Un factor muy relevante es la desigualdad socioeconómica, está comprobado que gente menos favorecida tiene más riesgo. También la contaminación ambiental. Hay estudios en Asia que demuestran que los días con pico de contaminación, el número de pacientes que sufren la enfermedad aguda aumenta mucho.
–¿Cuántos asturianos sufren ictus?
–Los números son escalofriantes. Se habla de entre 3.000 y 4.000 casos nuevos cada año. Somos la región con mayor incidencia hoy por hoy. En gran parte, se debe a la edad, pero también porque somos una región con una alta prevalencia de obesidad, una gran tasa de hipertensión y de fumadores.
–¿Ha cambiado el perfil del paciente?
–Sí. Hace 30 años el perfil solía ser el de una persona de edad avanzada. En los últimos años, el paciente es más joven. Cada vez más tenemos pacientes de la década de los 50 y 60.
–¿La sanidad pública está dotada para dar una buena cobertura?
–El sistema sanitario dispone de una serie de protocolos con el nombre 'Código Ictus' que permiten minimizar el tiempo entre el momento en el que sistema sanitario sabe del paciente y el momento en el que conseguimos disolver o extrer el trombo y proporcionar sangre. Si la población sabe identificar los signos, el sistema sabe qué hacer con los pacientes. Así que creo que sí, pero tenemos más déficit en la fase de rehabilitación.
–¿Qué ocurre en ella?
–No tenemos rehabilitación neuropsicológica. Hay que tener en cuenta que los pacientes van a quedar con parálisis pero también con trastornos de la memoria, de la atención, de la concentración... Hay que incidir más en este aspecto. En la recuperación se implica también lo social.
–¿Cómo afecta?
–Necesitamos unos servicios sociales que permitan, una vez que tienes una discapacidad, tener una vida digna. Hay retrasos en el reconocimiento de la discapacidad y en los beneficios que derivan de ello.
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