«El inmenso patrimonio de Tabacalera debe respetarse sea cual sea el plan de usos»
Almudena Orejas, arqueóloga del CSIC y encargada de coordinar los trabajos de investigación en el edificio: «De los restos romanos está todo muy arrasado a causa de las numerosas obras. El pozo sobrevivió, precisamente, por su carácter subterráneo»
ÓSCAR PANDIELLO
GIJÓN.
Domingo, 15 de julio 2018, 01:20
Después de varios años de trabajo e inversión económica, el edificio de Tabacalera, uno de los más icónicos de Cimavilla, afronta ahora la última fase de su consolidación. Más allá del asentamiento de sus muros, durante los últimos meses un equipo de cuarenta investigadores ha trabajado de forma intensa para descubrir los entresijos de su historia. Un pasado que abarca desde la época romana hasta la revolución industrial. Al frente de este equipo está la arqueóloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Almudena Orejas Saco del Valle, que no duda en afirmar que la evolución del edifico es «compleja y tremendamente interesante».
-¿Desde cuándo se alargan estos trabajos?
-En la fase en la que nos encontramos ahora comenzamos en 2016. Antes hubo una fase previa de investigaciones arqueológicas que transcurrió entre 2007 y 2009.
-¿Cuántas personas e instituciones se han implicado?
-En el conjunto del proyecto trabajamos cerca de cuarenta personas de muy diverso ámbito: hay arqueólogos, historiadores, geólogos, antropólogos, topógrafos, biólogos y arquitectos, entre otros. Un equipo multidisciplinar y amplio que, además de los trabajos arqueológicos, también ha contribuido a otra serie de estudios complementarios que van desde el análisis geológico del terreno hasta el estudio de los materiales de construcción. Intentamos cubrir todos los frentes propios de un trabajo de investigación. Además del CSIC la Universidad de Oviedo también estuvo muy implicada en los trabajos.
-¿Qué objetivos iniciales se marcó el equipo investigador?
-Primero, generar conocimientos nuevos sobre el edificio y, en el aspecto patrimonial, poner de relieve su valor para que luego se pueda mostrar a los gijoneses y visitantes. Ver lo que sabemos del convento de las agustinas recoletas, de la fábrica, de los yacimientos romanos... Y que así se pueda difundir a través de una exposición, de publicaciones o de la forma que se considere oportuna.
-¿Qué fue lo que se encontró el equipo de trabajo al entrar en Tabacalera?
-Veníamos ya con la experiencia previa de 2007, por lo que ya sabíamos la riqueza interna que contenía el edificio, tanto como en restos arqueológicos como en su compleja arquitectura, cambiante con los siglos. Esta primera fase la dirigieron Carmen Fernández Ochoa, Fernando Gil Sendino y Paloma García Díaz y ya se dio forma al equipo. A partir de ahí se redactó un proyecto que es el que hemos seguido.
Cambios de estructura
-¿A qué nuevos descubrimientos han llegado en está última etapa de investigación?
-Hemos profundizado en el funcionamiento del pozo romano, tenemos un mejor conocimiento del convento de las augustas recoletas sobre el que se levantó la fábrica y ya tenemos mucho más claro cómo la fábrica fue cambiando la estructura original del convento para adaptarlo a sus necesidades. También hemos descubierto nuevos restos que quedaban de la parte sur del convento y conocemos mejor la evolución arquitectónica de la iglesia, aunque allí falta trabajo por hacer. Además, hemos podido documentar la larga serie de reformas que se fueron haciendo durante el periodo de vida de la fábrica, casi 200 años, y que afectaron de forma decisiva a la estructura del convento. Ahí vimos como se cerraban espacios, derribaban muros, cambiaban ventanas... Al principio se trabajaba de forma más artesanal pero luego se fue mecanizando, lo que afectó al edificio. Los tiempos cambiaron y la fábrica tenía más necesidades
-Sobre los restos romanos, de gran interés histórico, ¿cuáles son las novedades a las que alude?
-Ahora sobre todo se ha incidido en el trabajo de arqueólogos y geólogos, que han estudiado cómo el pozo se sitúa en el lugar idóneo para captar el agua del acuífero de Cimavilla. La arquitectura y los materiales que se usaron para hacer el pozo estaban muy bien diseñados con el objetivo de optimizar la captación y almacenamiento de este agua subterránea.
-¿Cómo es posible que estos restos romanos aguantasen tantos siglos, y más con las construcciones que se fueron sucediendo sobre él?
-Sólamente aguantó la parte subterránea del pozo. De la parte aérea no queda nada y el resto del material romano está en posición secundaria y no en el sitio en el que se situaba originalmente. Está todo muy arrasado a causa de las numerosas obras y el pozo sobrevivió, precisamente, por su carácter subterráneo. De hecho, cuando se hizo el convento, del pozo ya no quedaba casi nada en pie.
Una «nueva vida»
-Después de estos años de estudio, ¿considera Tabacalera un patrimonio único en la región?
-Lo es, desde luego. Nosotros podemos contribuir a explicar mejor todos los valores que tiene y dar a conocer como eso, como un patrimonio de gran valor. El conocimiento que generamos nosotros tiene que servir para explicarlo y que se entienda. Es indudablemente un edificio muy interesante y que tenga una nueva vida será muy importante para reivindicar ese valor.
-¿Qué queda por delante en la investigación de campo?
-Las últimas tomas de datos sobre el terreno son de hace un mes y todavía queda mucho trabajo de campo por procesar. La próxima fase, no obstante, quedará para un momento futuro, esperemos que próximo. Queda por hacer el estudio de la iglesia, que después se usó como almacén de tabaco, y también en la zona oeste del edificio. Después, siempre que se haga un trabajo de rehabilitación tendrá que estar supervisado por el equipo de arqueólogos.
-Como investigadora que conoce en profundidad el edificio, ¿qué opinión le merece el debate sobre el futuro plan de usos? ¿Hay alguna opción deseable?
-Hablar de eso no es mi labor. Lo que sí puedo decir es que la propuesta general apuesta por usos culturales, y eso en general me parece lo más razonable. También considero que en la primera planta del edificio hay tal densidad de elementos patrimoniales que lo más adecuado sería que estuviese destinada a mostrar la transformación del edificio y sus restos. Y a partir de estos restos, todos los procesos que nos ayudan a comprender mejor la historia. En la planta baja tenemos elementos de la fase romana, de la fase del convento, de la fase industrial... Realmente yo creo que merecería la pena que la gente conozca esto.
-Una visión didáctica compatible con otros usos. ¿O no?
-Por supuesto que lo sería. Pero mi papel no es decidirlos. Lo que está claro es que el inmenso patrimonio de Tabacalera debe respetarse sea cual sea el plan de usos para así darle una segunda vida.