«IU es un socio bueno y fiable, pero me hubiera gustado más debate sobre el Plan de Movilidad»

-¿Qué tal ha dormido?

-Dentro de lo que cabe bastante bien, porque la tensión está ahí todavía. Lo he hecho a gusto y con la sensación de satisfacción del trabajo hecho. Aquí alcanzar la dirección política es solo un medio, no un objetivo. El poder es solo herramienta de transformación de la realidad y quien no entiende eso desprestigia la política.

-¿Cree que influyó en su victoria el factor cancha al ser la votación en su barrio, La Calzada?

-(Risas). Tengo más horas en el Ateneo de La Calzada que algún bedel. Es un punto de encuentro del barrio desde antes de la Guerra Civil y los que somos de La Calzada amamos ese edificio, pero no creo que fuese determinante en mi elección.

-¿Cuánto cree que hay en su triunfo de voto de castigo de la militancia a la alcaldesa?

-Somos una organización seria y la gente diferencia bien las cosas. Creo que muchos de los problemas que haya podido tener la alcaldesa tienen que ver con la debilidad de la anterior dirección política. La militancia gijonesa fue consciente en este proceso de que lo que estaba eligiendo era entre un modelo de dirección política retraído y sin protagonismo y otro modelo que quiere ser más proactivo y una herramienta de acción más en la ciudad. No creo que entrase ahí el factor de la política municipal.

-¿Quiere decir que la alcaldesa ha pisado más charcos de los que debía por la ejecutiva que tenía?

-Lo que digo es que si de las dos herramientas que tiene una organización política, que son la institución y la dirección política, solo una emite opinión y afronta los problemas es también la única que se expone y eso produce un desgaste. Si además el Ayuntamiento tiene que enfrentarse a las dificultades propias de la ciudad, agravadas por diferentes crisis y una pandemia, entonces el desgaste es aún mayor. Yo creo que la organización política debe estar para proteger a la institución y evitar también parte de los problemas anteponiéndose a ellos.

-¿Pero de verdad no cree que ha podido repercutir a la hora de depositar el voto cuestiones como la sentencia contra el 'cascayu' o la polémica de los toros?

-Creo que no. Este voto estaba decidido hace tiempo, desde el momento en que la gente empieza a analizar la no presencia del partido en la ciudad. Los militantes saben que hay otras formas de hacer y eso es lo que ha motivado su decisión., No niego que puntualmente alguna cuestión municipal pueda haber afectado, pero no tiene que ver con el mensaje que yo he estado dando en todo momento.

-¿Qué peso tendrá la nueva ejecutiva en las decisiones del equipo de gobierno?

-La relación va a ser buena y no creo que tenga que haber una tensión especial. El peso específico de la dirección política se delimita por las responsabilidades de cada uno. Nosotros estamos para orientar política, pero no para ejecutarla. La acción política se desarrolla en la institución por parte del grupo municipal y hay que preservar su autonomía a la hora de tomar decisiones. Es verdad que para decidir sobre cuestiones que no están en el programa, o en el acuerdo de gobierno, o que pueden surgir nuevas requieren un debate y quiero que haya mucho más debate. A mí por ejemplo me hubiera gustado que se debatiera más en el partido el Plan de Movilidad.

-La alcaldesa reconoce que no le votó pero le desea lo mejor a usted y a su ejecutiva. Tampoco fue ella en su momento su candidata, sino la de Ardura. ¿Esto puede plantear dificultades?

-Creo que no. Aposté por Matilde Fernández y salió Zapatero, aposté por Madina y salió Pedro Sánchez y todos acabaron siendo mis secretarios generales. No voté a Ana González y es mi alcaldesa y primera mente fue mi candidata una vez resuelto el proceso de primarias. Los socialistas tenemos una cultura de partido que nos hace fuertes porque respetamos las decisiones de cada momento. Todos los responsables del partido, sean institucionales u orgánicos, están refrendados por la militancia y eso para los socialistas es sagrado.

-¿Cree que habrá primarias para dirimir el candidato a la Alcaldía en 2023? Con un 52% de afiliados como los que le apoyaron podría darse ese escenario.

-Se insiste mucho en ese tema y parece que se quiere enfrentar a los socialistas con ello cuando es algo que no está en cuestión ahora mismo. Hay máxima confianza de la nueva ejecutiva local en este equipo de gobierno.

-Hay militantes socialistas que están descontentos con el poder que tiene IU en el gobierno local en relación a los votos que obtuvo. ¿Es usted uno de ellos?

-IU es un socio bueno y fiable, pero queremos tener información de cómo se ha ido dando la relación con el PSOE. Nos reuniremos orgánicamente con ellos. Desde fuera no he entendido algunas decisiones del socio de gobierno. Tengo buena relación con Ana Castaño y Aurelio Martín y trataré estas cuestiones con ellos con tiento, tiempo y delicadeza.

-En noviembre de 2017 Ardura, después de ganarle a usted por 27 votos también aseguraba que su puerta estaba totalmente abierta a todos...

-La diferencia es yo no voy a esperar a que esté abierta. Voy a salir a buscar a la gente. El movimiento se demuestra andando. Soy proactivo. Quiero que las personas que no me apoyaron estén satisfechas. Llevará su tiempo.

-La dirección de la FSA ha visto alterado este fin de semana su guión con su victoria en Gijón y la de Trevín en Llanes, ¿puede generar ello tensiones?

-Cada agrupación municipal es diferente. No me gustan los bloques y etiquetas. El presidente Barbón es mi secretario general y no aceptaré que nos metan en situaciones de frentismo con la FSA. Nosotros tenemos que ser fuertes en nuestro territorio, que es Gijón.

-¿Irá en las listas electorales?

-Conmigo habrá bicefalia. Es la mejor manera de conservar intactas las dos herramientas con que cuenta el partido: institución y organización. No disfruté de edil.