La Laboral, en ciernes
EL COMERCIO adelantó que el proyecto del orfelinato 'José Antonio Girón' iba camino de hacerse realidad. Ya se había elegido terreno
La historia da muchas vueltas. A veces es solo cuestión de años. Hace 75 ahora que EL COMERCIO afirmó que las gestiones para llevar a ... cabo el orfelinato 'José Antonio Girón' iban viento en popa y que aquella sería «una obra grandiosa, la primera que, realmente, en Gijón merecerá tal nombre. Lo será por su importancia, pudiendo decirse» -y aquí está el 'quid' de la cuestión- «que es una verdadera obra de Franco, tanto por su profundo sentido social como por su grandeza y amplia concepción». Lo cierto es que no lo era tanto de Franco como de los falangistas, con los que las relaciones se irían agriando a medida que se acercaba la ayuda del 'amigo americano'. Cuando se inauguró, por fin, la Laboral, había pasado casi una década de esta nota y pegado un giro de 180 grados el rumbo político.
Pero cómo se iba a saber eso en 1947. Por entonces, apenas acabábamos de conocer el emplazamiento que se pensaba para la situación del futuro orfanato. «Va a instalarse esa obra en las cercanías de nuestra población, sobre la carretera vieja de Villaviciosa», afirmamos. Habría de ocupar «al menos, por ahora, 294 días de bueyes, de los que actualmente un 60 por ciento están dedicados a pradería, un 30 por ciento a pomarada y el otro diez por ciento a cultivo». La localización estaba pensada para no obstaculizar «el desarrollo normal previsto para la ciudad».
«No se pedirá ayuda económica». Esa era otra de las cosas que estaban claras. «La Fundación tiene en este aspecto su vida perfectamente asegurada. Pide solo nuestra simpatía, cosa que bien merece». Claro está que «cuenta, sobre todo, con la del Ayuntamiento, que incluso en su aspecto urbanístico da plena aprobación a sus planes». Se pensaba ya en el orfelinato (no aún en 'la Laboral') como un centro destinado «a la formación técnica o profesional, social y moral de los huérfanos de mineros»; unos mil, según se pensaba, con los que nutrir de «especialistas para sus fábricas». Todo, por supuesto, dentro de un «orden cultural y social». Así lo afirmaba en nuestras páginas Juan de Gijón, ocho años antes de que la Laboral abriera sus puertas.
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