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Manuel Carrizo posa en el restaurante 'La Casa Pompeyana', donde cuadros de su amigo Carlos Roces decoran las paredes. JORGE PETEIRO
«Me han dicho que 'Pescadores' ha llegado a sonar hasta en Japón»

«Me han dicho que 'Pescadores' ha llegado a sonar hasta en Japón»

Manolo Carrizo, enfermero, cantante y autor de 'Pescadores': «He compartido escenario con artistas como Lola Flores, Julio Iglesias o Nino Bravo, que para mí es la mejor voz que ha habido»

PABLO SUÁREZ

GIJÓN.

Domingo, 7 de octubre 2018, 01:40

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«Mira qué bien me quedó», dice Manuel Carrizo (Gijón, 1940) mientras sostiene el álbum en el que ha reunido sus principales éxitos, el legado de toda una vida en la canción. Entre ellos, y pese a que no sea la favorita del autor, destaca 'Pescadores', un tema que se ha convertido en el himno intergeneracional de los orígenes de Gijón y que refleja a la perfección aquella ciudad en pleno desarrollo industrial que vio crecer a este enfermero de profesión y cantante de vocación.

-Siempre ha dicho que 'Pescadores' es un reflejo de sus recuerdos de infancia.

-Sí. Yo siempre estuve muy unido a esta profesión. Mi padre tenía un chigre donde paraban habitualmente los famosos pescadores de la época. Yo, con diez años, ya tocaba la bandurria y pasaba mucho tiempo con ellos. De ahí nace la letra de la canción.

-¿Se imaginaba que tendría tanto éxito?

-¡Qué va! Si la presenté al Festival Costa Verde y ni siquiera salió escogida. En aquella época se llevaban mucho las canciones con movimiento, y esto era una poesía que se me ocurrió de mis vivencias. Eran cosas distintas.

«Me gusta más 'Mineros'»

-Sin embargo, hoy en día es uno de los himnos de la ciudad.

-Es curioso. Yo la cantaba con mi orquesta por todos los sitios y la verdad que siempre tuvo muy buena acogida. Con el tiempo la fue cantando cada vez más gente y se fue haciendo famosa. Es un orgullo para mí que la canción haya cobrado tal dimensión. Me han dicho amigos que hasta ha sonado en Japón.

-Menudo 'hit'.

-Lo curioso es que la Sociedad General de Autores Españoles (SGAE) me paga una miseria por los derechos, así que rico tampoco me hice. También te digo que para mí no es mi mejor canción. Siempre me gustó más la de 'Mineros'.

De Cabueñes a La Calzada

-No anda falto de repertorio. Y eso que nunca se dedicó profesionalmente a la música, ¿no?

-No. Yo siempre trabajé como enfermero. Primero en Cabueñes, donde estuve casi quince años. Luego pasé al centro médico de La Calzada, que fue donde me jubilé. Lo de la música era una afición que, la verdad, se me daba muy bien.

-No era su única afición. También hizo labores de pirotecnia, ¿verdad?

-(Risas). Esa es una historia de mi infancia en Cimavilla. Yo era un guaje que estaba todo el día inventando, y una vez se me ocurrió poner petardos en las vías para que explotasen cuando pasara el tren. Así hasta que me pilló un guardia y me llevó a la Comisaría. Al día siguiente EL COMERCIO tituló: 'Niño terrible se entretiene tirando petardos a las piernas de las señoritas'. Nada tenía que ver, pero me quedó lo de niño terrible en el barrio. La verdad es que en aquella época hacíamos correr mucho a los 'pasoslargos', que era como llamábamos a los guardias.

-¿Fue a la universidad ese niño terrible?

-Claro, pero lo dejé a medias. Cursé dos años de Derecho hasta que me metí en la tuna de la facultad y descuidé los estudios. Otra vez la música. Yo era el cantante y el bandurria. Me contrató una orquesta y al final dejé la carrera. Ya le digo que siempre se me dio bien cantar. En aquella época comparaban mi voz con la de Luis Mariano. ¡Llegué a ganar el concurso 'Rumbo a la Gloria' que se organizaba en Oviedo!

Sabina, «pésimo»

-No sé si con Luis Mariano, pero ha compartido escenario con algunos de los grandes.

-Por ejemplo con Julio Iglesias en el Parque del Piles. También con Rocío Jurado, Carmen Sevilla y Lola Flores. Pero el mejor era Nino Bravo. La mejor voz que ha habido nunca.

-¿Y qué recuerdo tiene de ellos?

-Todo muy bien hasta que se pusieron a cantar en inglés. Parecían chavales cantando en un chigre con los amigos. No cantaban una bien. La voz debe ser agradable siempre. Por eso no me gusta escuchar a artistas como Joaquín Sabina, un gran compositor, pero un cantante pésimo.

-Era una buena época para la cultura en Gijón.

-Sí. Mismamente en el bar que tenía yo en Cimavilla se reunían muchos pintores, actores y artistas. Era algo muy común.

-Por ese bar pasó buena parte de la Movida madrileña.

-Así es. Tal era la afluencia que una vez me llamó el gobernador para preguntarme por qué solo traía a comunistas. Incluso me llegó a precintar el local (risas). Yo lo que le dije fue que dejaba la sala al que la pagase.

-Era una persona muy popular. ¿Cómo se llevaba la fama?

-Bueno. Aquí en Gijón nos conocemos todos. Es cierto que por mi época en la orquesta yo era una cara conocida. Piense que actué durante más de 20 años para unas 3.000 personas en el Piles. Muchas veces me da un abrazo alguien y me quedo pensando en quién sería.

-¿Cambió mucho la ciudad?

-Muchísimo. En Gijón ha cambiado hasta el color del mar, que esperemos lo arreglen pronto. (Risas).

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