Misterioso 'secuestro'
Una agresiva campaña publicitaria acompañó al estreno del film húngaro 'Oliver Twist, el hijo de la parroquia' en el Robledo
Martes, 18 de octubre 2022, 00:41
Figúrense la cara de muchos gijoneses. 18 de octubre, 1922; segunda plana de EL COMERCIO, en grandes letras de molde: «Un niño de nueve años, secuestrado por unos ladrones». Muchos se lanzarían ávidos a leer lo que, en realidad, no iba a ser más que lo que hoy definiríamos como un auténtico 'clickbait'. Afirmaba la noticia que el crío en cuestión había sido «educado en uno de los asilos de la población, donde era duramente castigado por los encargados de velar por los pequeñuelos». Raro que se juzgase de forma tan dura a algunos de los benéficos establecimientos de Gijón. Pero sigue: «El niño, atemorizado por tales sufrimientos, logra evadirse de aquella prisión; pero la falta de recursos le hace caer en manos de un explotador de la delincuencia infantil que le aprende a robar, secundado por otros ladronzuelos ya adelantados en el arte».
¿Les suena la historia? El niño, al final, es adoptado por un gran señor, de cuya protección le sustrae el secuestro de sus verdugos. ¿Y entonces? Ahí viene la trampa, que ya ven que no es solo cosa de hoy: «El desenlace lo daríamos a conocer a nuestros lectores si mañana, en el Robledo, no se exhibiera este mismo suceso, que es idéntico» -¡qué casualidad!- «al de la famosísima novela de Carlos Dickens, titulada 'Oliverio Twist (El hijo de la parroquia', y que tiene que ser una preciosidad de película».
Ya lo ven: la distribuidora de la película que se proyectó hace un siglo en el Robledo apuntaba alto. El protagonista del film en cuestión, que muchos gijoneses bien podrían haber confundido con un suceso real, era un niño prodigio de aquellos tiempos: a Tibor Lubinszky ya se le conocía en España después de haber sido «el encanto de las familias recientemente, cuando representó 'Príncipe y pordiosero'». «Si una obra puede decirse que ha conmovido el corazón de la humanidad, este elogio debe merecer 'El hijo de la parroquia' que se pone mañana en el Robledo, y en cuyas escenas, rebosantes de sentimiento, han caído las lágrimas de millares de madres, conmovidas por las desventuras del niño desgraciado»... que nunca, nunca fue real.
