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Lucía Pérez Expósito, la profesora de 45 años que falleció este domingo en su casa de Granda. E.C.
Tragedia en Gijón

Conmoción por la muerte de Lucía Pérez, la profesora de 45 años a la que golpeó el portón de su casa en Granda: «Era pura luz»

Madre de dos niñas menores, su inesperada muerte ha supuesto un duro golpe en la comunidad educativa y en la parroquia gijonesa. «Siempre estaba ahí para ayudarte», remarca la exdirectora del colegio Cervantes, Geles García, donde la víctima ejerció como orientadora

Jana Suárez

Gijón

Lunes, 29 de septiembre 2025

La tragedia ha golpeado con fuerza a la comunidad educativa de Gijón, y también a la parroquia de Granda, en Gijón. Lucía Pérez Expósito, de tan solo 45 años, falleció este domingo al ser golpeada en la cabeza por el portón automático de su vivienda, situada en el camino de la Monja. «No pude dormir en toda la noche. Recuerdo su intensa sonrisa y sus ganas de trabajar y de ayudar», recuerda para EL COMERCIO la exdirectora del Colegio Cervantes, y colaboradora de este medio, Ángeles 'Geles' García, donde Lucía ejerció como orientadora durante muchos años. Lucía Pérez, madre de dos niñas, trabajaba actualmente como docente en el colegio público Noega de Gijón. «Era muy cariñosa. Nunca le veías un mal gesto. Desprendía vitalidad», comenta una compañera que prefiere no desvelar su nombre. «Era muy querida por toda la comunidad educativa. Era entregada tanto con los compañeros como con el alumnado. Una mujer llena de vida y de luz», subraya García.

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«No era de Granda pero llevaba muchos años viviendo aquí y, tras su separación, permaneció en la parroquia. Participaba en todo lo que podía. Le encantaban las fiestas de Santa Ana, siempre decoraba su casa junto a sus dos hijas», confiesa una vecina de la parroquia gijonesa a este periódico. «Solamente pensar que esas dos niñas se quedan sin su madre con la que estaban todo el día me ha dejado helada a mí y a toda la parroquia. Era una mujer entregada, servicial y muy sencilla», incide la vecina cuya casa se encuentra cercana a la de la víctima.

Lucía Pérez, era natural de Gijón y se trasladó a vivir a Granda cuando se casó. «Sus padres se trasladaron de La Pedrera a Granda para estar más cerca de ella. Son una familia maravillosa. Ella era estupenda. Todo el mundo la quería. Ayer su padre lloraba y solo podía repetir muy conmocionado ¿Cómo se lo voy a decir a las rapacinas?», explica, muy emocionada. Es la gran preocupación de todas las personas que la conocen, sus dos hijas «por y para las que vivía», y que no se encontraban en la vivienda en el momento de la tragedia. David Suárez, otro de sus compañeros de profesión, que ejerció como maestro de sus dos hijas durante varios años, confiesa que «era una madre muy muy cariñosa. Adoraba a sus pequeñas. Siempre pendiente de ellas. Es una gran pérdida. Nadie se espera un accidente así y menos a una persona tan joven», asevera Suárez.

El portón de su casa engalanada durante las pasadas fiestas de Santa Ana, en Granda.
Lucía Pérez junto a varias de sus compañeras delDiverxente Fútbol Femenista, el grupo de fútbol femenino en el que participaba muy activamente. E.C.
Imagen de Lucía Expósito, en una jornada deportiva en La Morgal, en la Jornada de la Mujer y del Deporte la pasada primavera. E. C.

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Aunque siempre fue amante del deporte, desde hacía unos años comenzó a practicarlo de manera más habitual y se unió al Diverxente Fútbol Feminista, un grupo de fútbol femenino no competitivo «que apuesta por el deporte para las mujeres y de forma inclusiva. Ella era una pieza fundamental. Siempre estaba animando y era un pilar inigualable. Ayudaba en todo lo que podía: a hacer encuentros, viajes, (como uno precioso que hicimos hace dos años a Francia para jugar, entrenar y darnos a conocer....). En el grupo estamos devastadas», comenta una de las integrantes. Era habitual ver a la fallecida en numerosas jornadas que potenciaban el deporte femenino en Asturias y también de fuera de la región. «Si no tenías ganas de ir a entrenar o estabas baja de ánimos, ahí estaba Lucía para animarte», recuerdan sus compañeras.

Fue un vecino el que el domingo mientras paseaba temprano por la zona, dio la voz de alarma. Eran poco más de las nueve de la mañana cuando, al pasar frente a la entrada de la casa, descubrió el cuerpo inmóvil tendido en el suelo. Corrió a avisar a familiares cercanos de la víctima y, acto seguido, a los servicios de Emergencia.

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Los primeros equipos en llegar —Policía Nacional, Policía Local y Bomberos— se encontraron con el cuerpo ya sin vida de la mujer, sin que las maniobras de los sanitarios pudieran evitar el fatídico final. Según fuentes de la investigación, la puerta metálica automática que daba acceso a la vivienda presentaba problemas en su mecanismo. Algunas piezas del motor se habían soltado, dificultando su funcionamiento. La mujer, al parecer, intentó arreglarlo por su cuenta. En ese momento, la pesada hoja de hierro se liberó de golpe y la golpeó en la sien, provocándole la muerte en el acto. Aunque los bomberos llegaron bajo la sospecha de que pudiera estar atrapada, comprobaron rápidamente que no lo estaba. «Por aquí apenas pasa gente, y menos un domingo a primera hora», detalló un vecino. Esa circunstancia explicaría que el hallazgo del cuerpo no se produjera hasta varias horas después del fatal accidente. Sus restos mortales fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal de Oviedo para realizarle la correspondiente autopsia y esclarecer todos los detalles de la defunción.

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