«Doy por hecho que el Muro tendrá un vial de servicio, pero no cuatro carriles»
Aurelio Martín, Concejal de Medio Ambiente y Movilidad. Portavoz de IU ·
«Más que en el edificio de la estación intermodal deberíamos centrarnos en definir cómo se ordena toda su zona, que será el nuevo centro de Gijón»I. VILLAR
GIJÓN.
Lunes, 17 de mayo 2021, 02:20
Aurelio Martín (Gijón, 1960) asume que ser «una persona intensa y que quiere poner en marcha muchas cosas» supone estar en el ojo del huracán ... político. Aún así, no reniega de seguir apostando por medidas «que con el tiempo se van a saber valorar». Con el portavoz de IU, EL COMERCIO inicia una serie de entrevistas con motivo del ecuador de un mandato que comenzó con las elecciones de mayo de 2019.
-¿Cuál es su balance?
-Han sido dos años complicados, porque la pandemia cambió nuestra agenda de prioridades. Los definiría como de resistencia y de urgencia para responder a las dificultades que trajo. Se notó en la política social, donde se incrementó el gasto en dos millones.
-Hay un acuerdo de gobierno con 88 puntos. ¿En qué grado se está cumpliendo?
-En las próximas semanas nos reuniremos ambos partidos para analizarlo, pero buena parte de las cosas están cumplidas. Se ha avanzado en nuevas escuelas infantiles, en el proyecto de caminos escolares seguros, en temas de fiscalidad, en iniciativas de Vivienda, en la concertación social, en planes de empleo, en la posible ampliación del parque tecnológico... Y también en políticas que son más identitarias de IU como la recuperación del refugio de Cimavilla, la cooperación internacional, el plan de normalización llingüística y el reglamento de laicidad. Estamos en un camino satisfactorio y seguro que al final del mandato la mayor parte se habrá cumplido.
-Hablaba de prioridades. ¿Lo es un reglamento de laicidad?
-Nunca hemos dicho que lo sea, ni lo hemos antepuesto a otras medidas. Pero eso no significa que no sea necesario. A veces veo actitudes a la defensiva frente a algo que se da en muchos países y que lo que pretende es precisamente el respeto a todas las confesiones, con una neutralidad activa por parte del Ayuntamiento.
-¿Cuál es la sintonía con el PSOE dentro del gobierno?
-Muy buena. Porque, además, la política medioambiental no solo es importante para mi concejalía, sino para el gobierno. Y me alegra que las medidas que impulsamos para avanzar hacia un Gijón más sostenible sean una posición compartida.
-Algún sapo se habrá tragado...
-Puede que alguna cuestión yo la hubiera hecho de otra manera, igual que cosas de mi concejalía ellos la habrían hecho de modo diferente. Pero en las líneas generales y en las políticas estratégicas hay acuerdo. No tengo empacho en decir que estoy en una situación de tranquilidad y comodidad.
-¿Aguantará el pacto hasta 2023?
-No me cabe la menor duda.
-¿Tiene la sensación de ser el pimpampum de la oposición?
-Me ha tocado una etapa donde las ciudades están experimentando una profunda transformación desde el punto de vista medioambiental y de la movilidad, y queremos que Gijón esté en el pelotón de cabeza. Y en política, intentar poner muchas cosas en marcha conlleva un protagonismo que te hace ser diana de la oposición. Es parte de las reglas del juego político y no me importa, siempre que haya respeto.
-¿Y lo hay?
-Alguna vez hubo cosas que pudieron rozar el insulto, pero en líneas generales, sí.
-¿Y desde la ciudadanía?
-Creo que sí. Siempre hay minorías que cuando no tienen razones pueden estar más cerca del insulto, pero es parte de la idiosincrasia de la política.
-La estación intermodal se hará en Moreda. ¿Volvemos al punto de partida?
-Yo siempre puse en duda el soterramiento junto al Museo del Ferrocarril y no sé por qué habría que seguir obcecados en él si hay argumentos que dicen que desde el punto de vista medioambiental y económico es mejor hacerla a solo 280 metros de allí.
Un elemento instrumental
-También ha dicho que la estación no es lo fundamental.
-Porque no deja de ser un elemento instrumental para los trenes de largo recorrido. Lo que va a revolucionar la movilidad es el metrotrén, que permitirá a las cercanías cruzar toda la ciudad. Más que en el edificio, deberíamos esforzarnos en definir cómo queremos que se ordene esa zona, que será el nuevo centro de Gijón. Qué espacios queremos, qué tipo de vivienda, para quién... Y me alegra que no se vaya a condicionar, como en el anterior convenio, a permitir la máxima edificabilidad. Eso permitirá buscar una zona que tenga más que ver con ese Gijón más sostenible, verde y social que queremos construir para 2030.
-Un año de cierre del Muro. ¿Cuál es su futuro?
-Lo dirán los criterios que va elaborar el Colegio de Arquitectos y que probablemente estarán a finales de junio.
-¿Seguirá habiendo espacio para el coche?
-Ahora lo hay y entra dentro de la lógica que un vial de servicio lo siga habiendo. Todos los modelos que conocemos tienen al menos uno, para carga y descarga, entrada a garajes, ambulancias, recogida de basuras... Lo que no habrá es una autopista con cuatro carriles.
-¿Está completamente descartado el soterramiento?
-Esas inversiones pertenecen más a otras épocas. Porque además cualquier soterramiento en zonas delicadas, como lo es La Arena, lo carga el diablo.
-¿Los gijoneses se han acostumbrado ya al 'cascayu'?
-¿A tener más espacio para pasear por las zonas marítimas? Por supuesto que sí. La estética gustará más o menos y tampoco es la que yo imaginé ni quiero para la ciudad, pero corresponde a una medida provisional y lo que hay que valorar es su objetivo. Cuando tras el confinamiento vimos las muchedumbres que había en otras ciudades, buscamos cómo facilitar la distancia social en la zona que la gente más valora pasear. El 'cascayu' fue un soplo de aire fresco que, en un momento muy difícil, permitió pasear y respirar aire puro. Solo por eso ha merecido la pena.
-¿Por qué no permiten poner terrazas en él?
-Porque si le hemos encargado al Colegio de Arquitectos que nos haga un proyecto, hay que ser consecuentes y esperar a que nos diga cuáles deben ser los criterios para el Muro. Estoy convencido de que entre ellos sí estarán contempladas las terrazas, porque al igual que queremos ganar las fachadas marítimas para los peatones, también queremos ganarlas para la actividad económica, de una forma equilibrada, respetuosa y preservando el medio ambiente.
-La ordenanza de Movilidad, que entrará en breve en vigor, ¿convence al ciudadano medio?
-Con las encuestas que manejamos, puedo decir que sí. No a todo el mundo, pero la gente está convencida de la importancia de avanzar en medidas medioambientales. Al final, afectará a entre un 12% y un 15% del parque móvil. Pero hemos buscado flexibilidad para que quien quiera pueda circular 2.500 kilómetros al año y habilitaremos una partida para subvencionar la compra de coches de segunda mano. Además, son medidas que se están tomando en muchas ciudades. En Madrid, desde enero de 2025, un año antes que en Gijón, no se podrá circular sin etiqueta por todo el término municipal. Allí el PP hace cosas que aquí lleva a los tribunales.
-Finalmente seguirá el piragüismo en el Piles...
-A la empresa que haga el proyecto de renaturalización le pediremos que estudie entre las alternativas una que incluya mecanismos de retención del agua, que podrían ser compuertas hinchables, para intentar que sea posible. Será ella quien vea en qué sitios del río se pueden dar las condiciones para ello y su compatibilidad ambiental. Y asesorando estará la Universidad Politécnica.
-Informes como los del Piles, ¿se encargan 'ad hoc'?
-Se los encargamos a universidades que, si tienen un prestigio, no es por hacer informes a medida.
-De tanto mirar al río, ¿se han olvidado de la contaminación del aire?
-No, sigue siendo un problema. Y por eso se acaba de aprobar un plan con 25 medidas para la zona oeste y tenemos ya acordado con el Principado un protocolo de actuación para situaciones de alerta por contaminación que intentaremos sacar a información pública a finales de mes o principios de junio.
-¿Es tan exigente con la industria como lo era en la oposición?
-Al tener unas responsabilidades de representación puede que haya cambiado en las formas, pero no en el fondo. A la industria se le está exigiendo. A Arcelor, por ejemplo, que adelante al 2022 las inversiones del sínter B. Y como sabemos que hay dificultades para que lo acepte, en los próximos meses se va a cambiar su autorización ambiental integrada, para que sea una medida de obligado cumplimiento.
-¿Aceptará?
-Veremos si lo acepta sin más o lo recurre a través de sus servicios jurídicos. La dialéctica entre administraciones y empresas no es fácil. Y lo que sí espero es que el Gobierno de España haga una apuesta por la industria, en aspectos como los costes energéticos y el 'dumping' que practican empresas de fuera de la UE. Porque en la medida en que esa dinámica cambie, la industria tendría menos excusas para decir que no puede afrontar inversiones medioambientales y nosotros también podríamos elevar nuestros niveles de exigencia.
«Todo Gijón entiende de movilidad y de cómo entrenar al Sporting»
-Es verdad que se pierden algunos, pero es una pérdida muy relativa. Solo un 1% de los que hay en superficie, y de hecho 170 plazas son de la avenida de El Molinón, que hace dos años que no existe. No se puede hablar de una pérdida dramática, porque con gobiernos anteriores hubo años en los que se perdieron 300 plazas. Aunque es verdad que la oposición tiende a intentar capitalizar descontentos.
-No sé qué datos tienen para pedir 4.000 y no 1.000 o 10.000, porque el estudio de aparcamientos que ha encargado el Ayuntamiento lo tengo yo, no ellos. Y probablemente para alguien va a tener sorpresas. Tengo la teoría de que en Gijón por las mañanas todos somos expertos en medio ambiente, por las tardes ingenieros de movilidad y al atardecer entrenadores del Sporting. Todo el mundo entiende de todo y opina sin tener datos. Nosotros queremos hacer las cosas con seriedad y eso implica trabajar sobre datos y contratar a expertos en la materia. Así estamos haciendo el diagnóstico de movilidad, que debatiremos con todos antes de empezar a elaborar las propuestas.
-Lo dirán el Plan de Movilidad y el debate que habrá en torno a él.
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