Así era la Navidad en Asturias hace cien años
La jornada nocturna de hace cien años se saldó con varios heridos en reyertas que se produjeron por toda la ciudad
arantxa margolles
Sábado, 26 de diciembre 2020, 01:38
Fue agitada la noche gijonesa de hace un siglo. La Navidad se saldó con varios heridos en reyertas repartidas por toda la villa y, en especial, en una que ocurrió «a primera hora de la madrugada». Primero vino Avelino G. 37 años, vecino de El Llano, con «herida por arma de fuego en el hombro izquierdo sin orificio de salida y otra en la mano derecha con entrada del proyectil por el dedo índice y salida por el anular», lesión complicada donde las haya. «Cuando estaban curando a dicho sujeto, se personaron» en la Casa de Socorro Francisco M. y Rafael F., de 38 y 44 años respectivamente; también de El Llano. «Se apreció al primero una herida incisa en la mejilla izquierda, y otra en el brazo y dedos de la mano izquierda, y a Rafael una herida contusa en la mejilla derecha».
Los tres habían sido heridos en una aparatosa reyerta de la que volvían a casa, en la misma; al paso por el fielato de la Puerta de la Villa. Avelino, el primero en cuestión, afirmó ver que «tres individuos discutían acaloradamente» allí, «y que, sin que él se metiera con ellos para nada, le habían hecho dos disparos». Un caso difícil que no obtendría resolución. También hubo tiros aquella noche en Marqués de Casa Valdés. Cuatro en concreto, disparados por un revólver Smith y que impactaron en la frente de José María C., que afortunada (y milagrosamente) sobrevivió.
Gijón estaba dividido en las fiestas de guardar. De un lado, quienes caían en la bronca; del otro, las personas de buenas costumbres. En un artículo de opinión en portada, 'Asteroides' apuntaba que las segundas no podían dormir por culpa de las parrandas que desfilaban por las calles, «lanzando cánticos báquicos al sonido destemplado de unas guitarras catarrosas y de unos acordeones atiplados», con irrupciones de gritos espontáneos, «o una frase grosera». «Nuestro simpático y patriarcal vecino no ha podido dormir en Nochebuena, que para él fue Nochepésima». Y lo mismo se repitió el 25 y se repetiría el 31. «Nosotros no hacemos más que trasladar aquí sus quejas, en la seguridad de que el año que viene será mayor el ruido de las parrandas». El ser humano es así.