«El IES Padre Feijoo favoreció el progreso de la clase media»

Inauguró el acto su directora, Ana Gloria Blanco, quien desgranó al detalle la historia del centro educativo. Concluyó asegurando que el objetivo de su mandato será «ofrecer al barrio una educación de calidad y seguir trabajando para que la igualdad de oportunidades sea real». Y sobre la educación de calidad y la igualdad de oportunidades versó la intervención de Enrique del Teso Martín, doctor en Filosofía y Letras, filólogo y profesor de la Universidad de Oviedo. También, y sobre todo, antiguo alumno del instituto, donde estudió de 1970 a 1977. «Un tiempo real de diez años e histórico que parecieron 40», apuntó Del Teso. «Era un instituto, un barrio, una ciudad y un país del tercer mundo, pero cuidado que yo me lo pasé genial», explicó. Anécdotas en el Cine Rivero, donde los del entresuelo escupían a los del patio de butacas «y nos parecía normal». Una sala de cine que parecía «un corral de comedia». También rememoró las «pesadillas» que nos generaba la pellejería.

Del Teso, hijo de un fresador del desaparecido Gijón Fabril, considera que el instituto, en la España de los 70 y 80, fue una herramienta que «impulsó la igualdad de oportunidades porque mejoró la vida de mucha gente. La clase media de aquellos años solo podíamos progresar a través de la educación o de un premio de la lotería». Tras su retrospectiva, analizó también la situación actual del sistema educativo y social. «La tendencia actual es que se está resquebrajando el estado de bienestar. La clase media y baja de ahora tienen que tener aún más resistencia que la de antes», indicó. También se resquebraja, a su juicio, el sistema educativo. «La matrícula de la universidad cada vez es más cara. Y cuando terminas el grado te dicen que tienes que hacer un máster», señaló. E incluso apuntó a la proliferación de universidades «muy caras y con escaso carácter de investigación que barnizan los currículums» y favorecen la búsqueda del empleo.

Por su parte, Amalia González, profesora durante 30 años del bachiller nocturno del instituto, rememoró alguna de sus mejoras anécdotas. «He visto llorar a alumnas porque no tenían tiempo para estudiar. También mujeres que estudiaban a escondidas de sus familias. Soy agradecida porque mis alumnos tenían ansia de vida y de mejorar en sus conocimientos», apuntó.

Fue una tarde «prestosa de reencuentros» entre la comunidad que ya se cita para el 75 aniversario.