Feria de Begoña

«No pararemos hasta la abolición», claman junto a El Bibio los antitaurinos

Tras una pancarta con el lema 'En agosto Gijón se tiñe de sangre', más de 1.200 personas marcharon ayer por la tarde, en las horas previas al inicio de la feria taurina, desde la Plazuela hasta las inmediaciones de El Bibio para protestar contra la tauromaquia y, en particular, contra el retorno de las corridas a la plaza de Gijón. «Que el anterior gobierno municipal pusiera fin a los toros fue una satisfacción, pero les dijimos que tenían que hacer algo más que una decisión arbitraria de la alcaldesa para evitar que, si había un cambio en el Ayuntamiento, ocurriera esto», lamentaba Fernanda Blanco, portavoz de Anadel, organización al frente de una convocatoria apoyada por otros colectivos ecologistas y animalistas y formaciones políticas como Andecha Astur, Pacma, Equo, Izquierda Socialista, Podemos e IU.

«Queda claro que hay una mayoría social en contra de la tortura animal y de este retroceso en el tiempo al que nos lleva el gobierno de Carmen Moriyón», señaló la concejala Noelia Ordieres, de IU, a quien acompañaba el portavoz municipal, Javier Suárez Llana. Por su parte, la portavoz de Podemos, Olaya Suárez, instaba a la alcaldesa a que «si tan convencida está de que hay un clamor popular a favor de la vuelta de los toros, que haga una consulta popular vinculante. Servirá para demostrarle que los gijoneses no quieren este esperpento, sino avanzar el siglo XXI».

Durante la marcha se vieron carteles, camisetas e incluso paraguas con mensajes de todo tipo en contra de la tauromaquia, mientras se coreaban consignas como «la tortura no es cultura», «toros sí, toreros no», «maltrato animal, al código penal» y «Moriyón, dimisión». Incluso hubo quien elaboró una versión de las 'Letronas' en negro salpicado de rojo: «Ya que son un reclamo turístico, que la gente vea que ahora Gijón es una ciudad teñida de sangre».

A diferencia de años anteriores, los manifestantes no pudieron llegar hasta la plaza de toros y la Policía -había cinco furgones de antidisturbios- les retuvo tras una valla en la avenida de la Costa, a la altura del parque de Cocheras. «Estamos muy lejos», llegaron a protestar. A escasos 50 metros se encontraba, tras otra valle, el público que esperaba para entrar a la plaza. Y mientras desde el lado de los antitaurinos se escuchaba llamarles «asesinos» y «paletos», varios respondían con peinetas o incluso se fotografiaban con la manifestación de protesta al fondo. El acto concluyó, ya con la corrida iniciada, con la lectura de un manifiesto en el que los convocantes advertían de que «no pararemos hasta la abolición».