Peligro de desaparición
Los envites de la mar, y la composición de la roca, amenazaban la estabilidad de la carretera de acceso al cerro de Santa Catalina
Ya había advertido EL COMERCIO tiempo atrás que había un peligro inminente en la carretera del Piles a La Providencia, reblandecida «por los continuos mordiscos ... del mar». Y ahora, por hoy,pero de hace 75 años, hacíamos lo propio con respecto a la carretera de acceso al cerro de Santa Catalina. Aunque allí la roca era de mayor calidad y más resistente que la caliza de La Providencia, «existen sin embargo vetas de composición débil que facilitan las filtraciones del agua, y en su disolución, permiten que los fuertes golpes de mar hagan socavones que poco a poco se convierten en túneles y ocasionan derrumbamientos en los grandes temporales y mareas vivas».
Había desaparecido, de este modo, un vertedero de residuos de pescado que existía en aquellas inmediaciones, «y poco a poco se fue derrumbando a trozos una considerable extensión de tierra firme que parecía seguro valladar, pero el tiempo nos va diciendo, con su lento caminar de horas y días, cómo el mar en su pujanza muerde la dura roca hasta deshacerla en polvo y avanza sin cesar, si es que el hombre, valiéndose de los medios que le proporciona la Naturaleza, no le contiene y le impide rebasar los límites que le fije para su expansión».
Suena poético, pero en realidad era una pulla para el Ayuntamiento, que no hacía lo que tenía que hacer. Y eso que era bien sencillo: emplear «grava y cemento, y cemento y grava, para hacer un muro resistente con una escollera de defensa, rellenándose la parte acotada, con la doble finalidad de conservar la carretera y establecer un magnífico mirador de la amplia ensenada de la Concha de Torres, de los astilleros de la costa, de las frecuentes entradas y salidas de buques y también para la contemplación del imponente panorama del mar deshecho y convertido en espuma hirviendo por el furioso temporal». Que las vistas desde la atalaya son magníficas lo sabíamos entonces a pesar de que no hace tanto tiempo que se consiguió su titularidad pública; lo que es más desconocido es que, hace 75 años, llegamos a pensar que incluso podría desaparecer en parte. Solo el consistorio lo podría evitar.
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