«Escuché un 'pum' y cuando me di cuenta solo veía entrar agua y más agua»
Óscar Barros, marinero del pesquero hundido, relata que «no había forma de achicar, todo pasó en unos quince minutos»
«Tengo que ir a poner una vela», decía aliviada la novia de Óscar Barros, uno de los tripulantes del pesquero 'Salena Tercero', ya en el muelle del Rendiello. A salvo, rodeado de familiares y amigos y con el susto aún en el cuerpo, repasaba lo ocurrido esta mañana. «Eran sobre las siete de la mañana, nos dirigíamos hacia la zona de playa España y debimos pegar con una piedra en la zona de estribor de proa», aclara. «Estaba preparando la embarcación para empezar a trabajar y de repente escuché un 'pum'. Cuando me di cuenta solo veía agua y más agua».
A bordo iban él, el patrón Jorge Raimundo Álvarez Medina y tres buzos. Trataron de achicar «pero no había forma, ni utilizando las bombas ni nada. Se metió un buzo a intentar tapar el agujero pero me dijo que era imposible: la lancha se empezó a entregar». Reaccionaron rápido y mientras trataban de dar la vuelta hacia El Musel alertaron a Salvamento Marítimo, que puso en marcha la embarcación 'Salvamar Rigel'. Viendo que «no quedaba otra que arriar la lancha, abrí la balsa salvavidas y la amarré en corto, pero gracias a Dios no hizo falta», relata. Actuaron antes sus compañeros del 'Siempre Cuca', que acudieron al rescate. También lo hicieron el 'Mar Quinta' y el 'Picu Pienzu', de Lastres'.
Los marineros y los buzos del 'Salena Tercero' saltaron a bordo del 'Siempre Cuca' y antes de abandonar su embarcación pudieron soltar un ancla y señalizarla con un balón rojo. El pesquero se hundió finalmente a la altura de Peñarrubia y El Cervigón, y el personal de Salvamento Marítimo complementó la señalización con más boyas blancas e iluminación.
«Una catástrofe»
La campaña de ocle «da un respiro al resto del año, pero viendo esta catástrofe ni respiro ni nada», lamenta Barros, aún en 'shock' por lo ocurrido y, al mismo tiempo, aliviado de haberse salvado con apenas una quemadura en un dedo de intentar amarrar la balsa salvavidas. «Todo pasó muy rápido, en cosa de un cuarto de hora», recuerda. Cree que el accidente se debió a «un fallo, no fue problema de la lancha -de 12 metros de eslora y fabricada en madera- porque estaba en buen estado. Acabamos de pasar una revisión y hace un mes que la bajamos del carro tras pintar y sanear todo». El joven, que llevaba 12 años trabajando en la embarcación hundida, quiso también agradecer a sus compañeros de otras embarcaciones pesqueras su disposición y preocupación.
