«En el PGO de Gijón logramos que no fuera de nadie, para ser de todos, y podrá durar muchos años»
En el sexto aniversario de la entrada en vigor del plan general, EL COMERCIO reúne a los tres principales artífices políticos del documento
El viernes se cumplieron seis años de la entrada en vigor, tras una larga tramitación, del vigente Plan General de Ordenación. Un aniversario que, ... sin ser redondo, sí está de actualidad. Y es que coincidió con la aprobación en el Pleno municipal de dos importantes modificaciones, una que permitirá la construcción del hospital privado de Quirón y otra que flexibiliza las normas urbanísticas para los equipamientos, permitiendo por ejemplo que la futura residencia de estudiantes del campus funcione también como hotel. El tiempo transcurrido desde entonces también es clave en la justificación del Ayuntamiento para iniciar los trámites de expropiación de la Ería del Piles, al haber superado el plazo exigido para su desarrollo. Para hablar sobre la trastienda de aquel plan y conocer su visión sobre la actualidad del urbanismo gijonés, EL COMERCIO reúne a tres exconcejales que lideraron las negociaciones políticas del PGO: Fernando Couto (Foro), David Alonso (Xixón Sí Puede) y Aurelio Martín (IU). Trabajando mano a mano con los técnicos de Urbanismo y el equipo redactor del plan, fueron los principales artífices de las bases de un documento que salió adelante también con el apoyo de PP y Ciudadanos.
El objetivo del PGO
«Había que sacar a Gijón de años de inseguridad jurídica»
«Tras la anulación de los planes anteriores, que nos hicieron volver al de 1999, todos teníamos claro que había que sacar a Gijón de aquella situación de inseguridad jurídica», apunta Fernando Couto, quien entonces estaba al frente de la Concejalía de Urbanismo. «Queríamos marcar las pautas para tener una ciudad moderna y sostenible. Y un plan que diera garantías no solo para hacer viviendas, también incluso para las licencias de negocios, porque el PGO lo condiciona todo, desde el medio ambiente hasta la movilidad. Recuerdo por ejemplo todo el debate que hubo con el tema las zonas inundables».
David Alonso destaca «la presión que había desde todos lados» para lograr sacar adelante una nueva ordenación urbanística y lo importante que fue por ejemplo de cara a «resistir las posteriores demandas» toda la participación pública, reuniones, debates, jornadas y conversaciones que hubo detrás. Pero, sobre todo, la implicación en él de los diferentes espectros políticos. «No podía ser el plan de Foro, el de Podemos... Para poder votarlo debía incluir unos mínimos de cada uno. Y el mayor mérito fue la visión y la flexibilidad tanto del gobierno como de la oposición para lograr eso, porque no era fácil».
«De esa voluntad negociadora salió un plan de mestizaje, que no era de nadie para ser de todos», apunta Aurelio Martín. «Gijón era la mayor ciudad de España sin PGO, y no podíamos dejar pasar un mandato más sin él. Y hubo una voluntad explícita de todos para superar esa situación», defiende. «Y las diferencias que hubiera, se quedaban en el despacho, no las aireábamos fuera», añade Couto. El resultado empieza a verse, con gran parte de los desarrollos que venían en ese plan ya en marcha.
«Temas que están encima de la mesa, como Naval Azul o la playa verde del Rinconín, vienen de ahí. Algunas cosas ya se han visto, y otras se irán viendo, porque algunos objetivos eran muy ambiciosos», señala Martín. Y Couto, quien destaca la labor que están realizando los actuales responsables de Urbanismo, manifiesta su convencimiento de que «van a pasar muchos años hasta que Gijón aprueba un nuevo plan. Lo que habrá serán modificaciones puntuales, pero no empezar de cero. Si fuera concejal, es lo que yo haría».
Nuevas realidades
De los pisos turísticos a la crisis del acceso a la vivienda
Con los años surgen nuevas realidades, como los polémicos parques de baterías y la proliferación de viviendas de uso turístico, y problemas como las dificultades para encontrar viviendas a precios asequibles. Fernando Couto recuerda que antes de la aprobación del plan en 2019 hubo varios años de tramitación, «y no es fácil anticiparse en 2015 a la realidad de 2025». Algo en lo que coincide David Alonso, quien respecto a los pisos turísticos apunta que «igual empezaban a ser un problema, pero no se percibía». En su opinión, con independencia de la modificación de la Ley de Turismo regional, debería ser algo regulado en el PGO, «porque por mucho que ahora ya sea necesario el visto bueno de la comunidad de vecinos, eso no es lo mismo en un bloque de 30 pisos que en Cimavilla, donde los hay con seis viviendas». Couto hace hincapié en la necesidad de garantizar que las VUT «no generen problemas de convivencia». Y Martín aboga por «usar todos los instrumentos legales que haya, municipales y autonómicos, para regularlas».
En cuanto a la crisis de acceso a la vivienda. Alonso indica que «quizás debió ponerse directamente en el plan 'en estos solares hay que hacer vivienda municipal', porque ahora vemos que cuesta encontrar un piso que puedas pagar». «Hay un montón de desarrollos residenciales en marcha, pero el problema es a qué precio. Y también quién compra y para qué, porque muchas no son para vivienda habitual. Y así, luego tenemos casos de familias enteras que tienen que compartir piso con otras», lamenta Martín. Couto confía en que, pese a las declaraciones de los últimos meses, Ayuntamiento y Principado sepan entenderse para impulsar la construcción de vivienda pública. «Creo que se van a arreglar».
Cambios urbanísticos
Sí a las modificaciones del plan, «pero según para qué»
Modificaciones como las aprobadas en el último pleno o las que se plantean en ámbitos como el de Cerámica Gijonesa, junto al parque de los Pericones, son consustanciales a la evolución de la ciudad. Y Martín apunta que «el problema es con qué objetivo y con qué contenido», poniendo como ejemplo el caso de Quirón. «Yo no la hubiera hecho», apunta. «Ahí no estamos de acuerdo», responde Couto. Alonso señala que lo que se modifique en el plan ya es cuestión de las mayorías políticas de cada momento, aunque comparte que actuaciones como las torres previstas junto a los Pericones generen inquietud. «Recuerdo la que también había con las de Nuevo Roces, donde ya había unos derechos adquiridos y no se podía tocar la edificabilidad. Si se hubiera podido debatir en 2019, no se harían como se hizo».
En ese plan también se respetó tal cual la ordenación que venía heredada de propuestas anteriores para la Ería del Piles, hoy en el punto de mira. «Quisimos ganar tiempo y metimos la 'pastilla' como estaba. Creíamos que respetándola podrían empezar a desarrollarla más rápido, y al final nada», lamenta Couto, quien al igual que los otros dos exconcejales apoya que el Ayuntamiento tome las riendas de ese suelo. «En mayo de 2019 el administrador concursal del anterior propietario nos los ofreció por cinco millones, pero ya se acababa el mandato», añade. Alonso fue quien más insistió, sin éxito, en modificar la ficha urbanística con el resto del PGO, para integrarla con la de los terrenos del entorno del Rick's y la futura playa verde, creando una gran zona de espacio para usos públicos en pleno litoral.
Grandes desarrollos
Apoyo a un 'solarón' «con el máximo verde posible»
El desarrollo de los suelos de Naval Gijón y la recuperación de esa fachada marítima debe ser, según Aurelio Martín «un tema de ciudad». Y muestra en este sentido preocupación porque «no nos quede ahí otro solarón. Espero que logren dotarlo de contenido». Para hacerlo, ve fundamental «lograr que dos o tres empresas potentes, y la propia Universidad de Oviedo, hagan de elemento tractor». Coincide en ello Couto, para quien «en cuanto haya un foco que ilumine, todo irá creciendo alrededor». Alonso advierte en cualquier caso que aún queda por comprar la parte de los terrenos de Pymar, «que son muy complicados y ven esto desde Madrid».
La lejanía de Madrid también ha marcado según él la falta de avances en el desarrollo urbanístico del 'solarón', donde los tres coinciden en la necesidad de lograr «cuanta más zona verde, mejor». «Tras el fiasco del vial de Jove, con más de doscientos millones que se han caído, el Ministerio tiene muchas razones para aflojar su postura», indica Martín. Couto, aunque salva al exministro Íñigo de la Serna durante la etapa en la que el PP dependía del apoyo de Foro en el Congreso, lamenta la escasa implicación ministerial con independencia del color político y se muestra convencido de que «en cuanto salíamos de las reuniones, cerraban la carpeta de Gijón y no la miraban más». Una sensación que comparte Alonso: «los propios funcionarios parecían saber que, para los de arriba, Gijón no era una prioridad». «Es que el compromiso del Gobierno de España con Gijón ha sido un auténtico desastre», añade Martín.
Sobre las posibilidades de desarrollo de estos suelos, Alonso revela, con la confirmación de Couto, cómo en una ocasión «llegó un inversor con mucho dinero, dispuesto a construir allí un centro comercial. De mano dijimos todos que no, porque te cargas el pequeño comercio, las posibilidades de zonas verdes... De esas hubo varias, gente que intentó un pelotazo».
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