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Adrián Arias pasea sobre el puente de Carlos Marx. Al fondo, los terrenos del 'solarón' que esperan a ser adecentados. JOSÉ SIMAL
«Si la clase política renuncia a liderar el plan de vías, lo haremos nosotros»

«Si la clase política renuncia a liderar el plan de vías, lo haremos nosotros»

Adrián Arias, presidente de la Federación Vecinal Urbana (FAV): «El consejero Lastra es como ese futbolista que llega con buen cartel, pega un par de taconazos, mete algunos goles y termina siendo un pufo»

PABLO SUÁREZ

GIJÓN.

Jueves, 1 de enero 1970

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Para Adrián Arias (Gijón, 1988), la puesta en marcha definitiva del plan de vías se ha convertido en poco menos que una cuestión de estado. Las «excusas» de Fomento para ir aplazando el comienzo de la obra han terminado por agotar la paciencia de los vecinos, a la que han puesto una fecha límite, el 31 de octubre. Si para entonces no hay acuerdo, Arias ya prepara un ambiente hostil de movilizaciones vecinales marca de la casa. «La pelota está en su tejado», advierte.

-¿Es optimista respecto a la firma del convenio?

-Hay que ser optimistas. Mientras haya tiempo hay posibilidades. La fecha está clara, 31 de octubre. Nosotros durante estas dos semanas vamos a desplegar una serie de iniciativas y acciones en la ciudad para que los vecinos de Gijón estén preparados para un escenario de conflicto. La situación es la que es. O hay convenio o hay conflicto. Sabemos que es complicado, por eso preparamos el terreno.

-Si tuviera que apostar, ¿se firma antes del 31 o no?

-Siendo sinceros y a raíz de los mensajes enviados desde el Ministerio de Fomento, creo que no. Entre otras cosas porque parece que al ministro lo que le apetece es tener conflicto en Gijón, y si es así lo van a tener. No obstante, vamos a seguir presionando hasta el 31.

-¿El problema es económico, logístico o de que índole?

-Es un problema político. El problema económico fue hace diez años, cuando la mayoría de los gijoneses se creyeron el cuento de la lechera que suponían las plusvalías del suelo. Ahora mismo es simplemente una cuestión de voluntad política. Dinero hay porque está apareciendo para otras infraestructuras ferroviarias (Vigo, Logroño, Santander, Teruel, el corredor mediterráneo...).

-¿Hacía el exministro De la Serna promesas con mucha alegría pero poco fundamento?

-Bueno, ese es el deporte nacional de los ministros de Fomento. Su día a día es prometer proyectos y lluvias de millones. Íñigo de la Serna fue, quizás, demasiado soñador y en determinado momento especuló demasiado con esa lluvia de millones por toda España. Lo que sí es cierto es que muchos de los proyectos que planteó están saliendo adelante, con la excepción de Gijón, que vuelve a quedar atrás, en el vagón de cola del tren.

-Su planteamiento definitivo sobre el plan de vías, ¿es viable y contrastado?

-Siempre lo ha sido. De la Serna lo que hizo fue dar un impulso político al proyecto. Se comprometió con los territorios sobre la base de una estabilidad presupuestaria y parlamentaria que luego se vio afectada por la moción de censura. Lo que no puede pretender ahora el ministerio es hacernos creer que el anterior ministro planteaba humo, porque no es así. También es cierto que nosotros no hemos tenido acceso a ningún estudio o informe del ministerio. Pero me parecería una irresponsabilidad que el Ayuntamiento de Gijón, el Principado y el Ministerio de Fomento, con técnicos diferentes en cada administración, hubieran asumido un proyecto que fuera humo. Después de 17 años de plan de vías, no pueden faltar estudios o documentación técnica. Tiene que haber millones. Por eso creemos que es viable. De hecho, están saliendo proyectos en España muy similares a los que se plantean en Gijón.

-¿Está Gijón siendo maltratada por el ministerio de Fomento?

-Sin lugar a dudas. Es un maltrato histórico. En cualquier otro país, situaciones como la que se está produciendo con la variante o el soterramiento de vías en Gijón, Avilés o Langreo supondrían algo parecido a la alta traición. No es que Asturias esté relegada, es que la región es totalmente subalterna del ministerio de Fomento. Es un escándalo y cualquier gijonés sabe que llevan 30 años tomándonos el pelo.

-Desde Madrid piden ahora un nuevo informe. ¿Teme que el proyecto sufra demoras inasumibles?

-No es un escenario que nosotros barajemos. Son 24 meses para la ejecución del informe, pero eso no quiere decir que se vayan a demorar las obras. Hay que hacer un estudio de ubicaciones y de estructuración ferroviaria, pero simultáneamente se puede ir realizando el proyecto y licitando cuestiones como el tema del túnel, llevar el metrotrén hasta Cabueñes, construir los apeaderos de las estaciones intermedias del metrotrén, adecuación del terreno...

-¿Y si esa simultaneidad no entra en los planes de Fomento?

-Hemos sido claros. Ábalos tiene dos opciones: o firma y se compromete, o tendrá conflicto. Gijón está en un momento en el que si somos capaces de sacar los proyectos que tenemos en marcha podemos ser una ciudad puntera y, por tanto, una locomotora para Asturias. Sin embargo, si permitimos que Fomento vuelva a relegarnos al tercer mundo de las infraestructuras, volveremos otra vez a ser vagón de cola. Es así de sencillo. Si el plan de vías no se pone en marcha la ciudad quedará totalmente vampirizada.

-¿Han perdido la confianza en la gestión del consejero de Infraestructuras, Fernando Lastra?

-Lastra es como el típico futbolista que viene con un cartel esplendoroso y parece llamado a sustituir a otro jugador veterano importante, caso de su antecesora en el cargo Belén Fernández. Sin embargo, lo que suele ocurrir con este tipo de fichajes es que los primeros partidos dejan un par de destellos de calidad pero luego acaban siendo unos pufos. Este símil le pega bastante al consejero. Nada más llegar al cargo tuvo un par de intervenciones destacadas, engañó bien al público. Sin embargo, después de eso se ha echado a dormir y el Gobierno tendrá que explicar este cambio de actitud que no solo ha perjudicado a las infraestructuras.

-¿Existe de verdad en Gijón la unidad política de la que presumen en este tema?

-En el momento es complicado percibirla, pero existe. Yo lo he visto ahora, cuando todos los partidos acudieron a nuestra llamada. En las reuniones sobre este tema no se escuchó ni un solo reproche y la palabra más utilizada fue 'consenso'. Más allá de la parafernalia política del día a día, creo que ahora existe una implicación real de la clase política. De hecho, es una de las claves para desbloquear el plan de vías y el resto de infraestructuras.

-¿Y si los partidos acaban rebajando sus pretensiones?

-Nosotros no lo haremos. Si la clase política renuncia a liderar la operación del plan de vías, lo haremos nosotros.

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