«No podemos tragarnos la basura y que las compensaciones vayan a otra parte de la ciudad»

–¿Ya superado el shock?

–Sí, pero fue un golpe fuerte.

–¿Les han tomado pelo?

–Con la sensación de una broma de mal gusto. Nos sentimos huérfanos, no estábamos representados como se merece.

–¿Se refiere a que no le gustó la respuesta de la alcaldesa con el secretario de Estado?

–No voy a entrar a valorar el comportamiento de los políticos. Los vecinos tenemos que buscar la unión; la gente puede deducir.

–Le iba a preguntar lo mismo por el consejero Alejandro Calvo, pero me responderá lo mismo…

–Es que lo que a mi me interesa ahora es que me solucionen el problema y que los coches dejen de pasar, y que el dinero que iba a venir al barrio, venga, y se utilice con criterio.

–Entonces, ¿los vecinos tienen que liderar la respuesta?

–Tiraremos para adelante sin entrar en juegos que nos sobrepasan, reclamando soluciones.

–¿Hay pelea por convertirse en líder de la lucha?

–Lo importante es la unión de los vecinos, aunque los del Oeste, que somos los que sufrimos en el día a día, debemos tener visibilidad.

–¿A través de la FAV o una plataforma propia?

–Sí, aunque con voz propia para La Calzada, Veriña, Xove... Yo mismo he informado también a El Lauredal...

–¿Ya han hablado con los habitantes de las 150 viviendas que se usaron como argumenta para tumbar el proyecto?

–Yo vivo en una de ellas. Se acumulan costosísimos estudios en 30 años y suena extraño que ahora aparezca uno que diga eso. Suena a excusa.

–Como afectado no se lo cree.

–Claro que no, pero hay gente que tiene miedo. Y ahora quieren pasar un poco más allá, y por encima, 400.000 camiones al lado de las casas. ¿De verdad? Estamos hablado de construir una autopista de cuatro carriles en una de las pocas zonas verdes que quedan. Es un contrasentido.

–Entonces, ¿ahora qué?

–Se habla de una perspectiva por Aboño, que era la antigua idea y seguramente era ya la solución más lógica. Ese es el trabajo de los técnicos, explorarlo. Quizá hay que repensar todo. El vial fue pensando hace 30 años con otras necesidades y otra realidad urbana de la zona de Xove. Pero es urgente. Gijón está en una muerte dulce, proyectos que se inician y nada más. ¡Ya está bien!

–Aboño, ¿cuánto está hablado?

–Carreño en su día dijo que no quiere esa carga de camiones. Pero un problema de tráfico y accesos parece mas sencillo de resolver que dejar los camiones por donde viven 77.000 personas. Ciertamente, hay que valorar todo el daño que se genera. Habría que hacer estudios técnicos. Pero no quiero jugar a esto. No es nuestro papel. Si es factible, y se puede implementar de una manera rápida y con el menor daño a nosotros y a Carreño, sería lo mejor.

–¿Tienen amarradas las compensaciones económicas?

–Mire, lo que no podemos es ser nosotros los que nos tragarnos la basura y luego que las compensaciones vayan a otra parte de Gijón. La ciudad esta muy necesitada de proyectos, pero no se puede seguir maltratando al oeste para vestir a otras partes de la ciudad.

–¿Tienen miedo de que vaya al plan de vías u otro lado?

–Evidentemente porque hay un déficit de la administración central con Gijón. Pero no queremos ser paganinis de esta situación porque somos gijoneses como los demás.