Premio a un impulso cristiano
El gobernador militar de Asturias impuso al benefactor Dionisio Cifuentes la Medalla de Oro del Mérito Social Penitenciario
El acto fue en la Prisión Central de El Coto; el homenajeado, ya de provecta edad, fue Dionisio Cifuentes. Ocurrió que hace 75 años, en ... 1947, el gobernador militar de Asturias impuso a Cifuentes, filántropo gijonés, «el premio a sus múltiples aportaciones en favor de los reclusos». Según contamos en portada de EL COMERCIO, todo comenzó con una misa rezada en la galería central de la Prisión, donde se habilitó un altar «profusamente adornado de plantas y flores, presidiendo el mismo la Virgen de la Merced. En los pasillos altos de la galería se veían guirnaldas de laurel y banderas con los colores nacionales». Ya calculará el lector que no iba a ser una ceremonia muy al uso. Y no falla en su apreciación. Sigamos leyendo: «Previo un toque de atención, los reclusos salieron de sus celdas y en perfecta formación se situaron en el crucero de la citada galería y al frente de los mismos los oficiales de la Prisión».
Ese día se cantó el 'Ave María' por el coro de la Prisión, «dirigido por el también recluso Eleuterio Armiño, acompañado al armónium por el oficial de prisiones señor Recio». En lo que al homenajeado afectaba, a Cifuentes, de 88 años a la sazón, le retrató aquel día el inspector Orive como «constante benefactor de los humildes y menesterosos, y de manera especial de los reclusos gijoneses, altísimos méritos estos reconocidos por Franco».
Después, el gobernador militar, Hidalgo de Cisneros, «en medio de una imponente salva de aplausos de autoridades y reclusos, impone la medalla al señor Cifuentes (...) felicitándole muy efusivamente y dando los gritos de ¡Viva Franco!', '¡Arriba España!', que son contestados unánimemente por todos».
Así fue como lo contamos como se conoció la nueva en plena posguerra gijonesa. «Yo, ni aún al calor de la emoción», respondería Cifuentes, «puedo sentirme acreedor a la alta recompensa que me otorgáis. Si el ejercicio de un deber social logra tan alto premio, en prueba de que habéis querido estimular el cristiano impulso de la cooperación, pero nadie, y menos yo, podrá interpretarlo como justo pago a méritos no contraídos». Y así.
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