Un proyectil de la guerra civil con 25 kilos de explosivo, desenterrado en El Llano

Faltaban pocos minutos para las diez de la mañana cuando la obra se paró de forma abrupta e inmediata. La pala de la máquina excavadora de un solar en construcción de la calle Electra, en El Llano, se topaba en el subsuelo con un objeto rígido de cierta dimensión. La sorpresa fue mayúscula cuando los operarios comprobaron que se trataba de lo que parecía un proyectil, de 70 centímetros de longitud y unos 20 de diámetro.

Rápidamente, el responsable de la obra ordenó a los trabajadores desalojar la zona y llamó de inmediato a las fuerzas de seguridad. Los técnicos de desactivación de explosivos (Tedax) de la Jefatura Superior de Policía de Asturias se desplazaron hasta el lugar, que ya estaba acordonado para evitar daños personales en caso de explosión.

Durante aproximadamente una hora, los tedax trabajaron in situ hasta garantizar que su manipulación y traslado era seguro. Según las primeras comprobaciones, se trata de un proyectil de aviación, de 50 kilos de peso, 70 centímetros de largo y 20 centímetros de diámetro, con 25 kilos de explosivo en su interior que en el momento de su lanzamiento no llegaron a estallar.

La ciudad de Gijón fue bombardeada intensamente durante la guerra civil española. Entre los años 1936 y 1937 fue objetivo del ejército nacional, pero sobre todo de la Legión Cóndor, la aviación alemana que actuaba como aliada del régimen. En El Llano, en la calle Caveda, se ubicaba uno de los refugios antiaéreos de los muchos que se fueron habilitando para proteger a los ciudadanos.

Ayer, los vecinos más veteranos recordaban cómo «en otras obras en solares cercanos ya aparecieron más bombas sin explotar, pero hace ya bastantes años, cuando empezó a construirse mucho por el barrio», explicaba Mariano Suárez.

En el solar de la calle Electra en el que ahora una constructora levanta viviendas se ubicaba anteriormente una carpintería que cesó su actividad hace años. Fue ahí, unos tres metros bajo tierra, donde se hallaba latente el artefacto con sus 25 kilos de explosivo. «Menudo susto saber que ahora que teníamos eso ahí al lado...», comentaba María Dolores Gallego, vecina de la misma calle.

El jefe de la obra eludió hacer declaraciones, si bien siguió con preocupación el desarrollo de los acontecimientos junto al resto de operarios. Una vez que los tedax se hicieron cargo del proyectil, los trabajos se reanudaron con normalidad, pero con sumo cuidado, con el movimiento de tierra en el solar. No fuera a aparecer otro.