El río Piles, en Gijón, supera un año de cambios y espera al final del concurso Hípico para completar sus obras
Los usuarios de la senda que lo bordea celebran la mejora de la imagen, pero juzgan todavía necesaria una mayor limpieza del cauce
Un cauce más ancho y sin barreras artificiales y decenas de árboles más creciendo en sus márgenes para convertirse en un gran bosque de ribera. El río Piles celebra ya más de un año de transformaciones, especialmente en el tramo que discurre junto al complejo deportivo de Las Mestas. Y tan solo está a la espera de la conclusión del Hípico para acometer una última fase en la que el asfalto del aparcamiento de la pista de atletismo se sustituirá por un «pavimento verde permeable» –denominado 'pavicésped' y que incluirá un nuevo sistema de drenaje– y además se demolerá el edificio utilizado como cuadra y almacén que hay junto a él.
El 9 de septiembre es la fecha fijada para el arranque de estos trabajos, adjudicados como todos los demás a la empresa New Construction, pero correspondientes a una 'fase II' que se contrató al margen y con posterioridad al resto de actuaciones. Aunque no será hasta su conclusión cuando el Ayuntamiento recepcione la totalidad de la obra, lo que permitirá entre otras cuestiones que Emulsa pueda iniciar trabajos de limpieza en el cauce, el cambio que ha vivido el Piles desde el pasado verano es más que notable.
Sin compuertas
Si bien fue ya en julio y agosto cuando se pusieron en marcha las primeras labores, como la demolición de la escalera de bajada al río para permitir el acceso de maquinaria al cauce o la poda de árboles ubicados en la zona de trabajo, no fue hasta principios de septiembre del año pasado cuando se abordó uno de los hitos más destacados del proyecto: la retirada del sistema de azudes y compuertas que durante años convirtió esta zona del río en un anillo navegable que permitía la retención de agua para la práctica del piragüismo. Hoy, en este punto el Piles, fluye sin obstáculos, con un caudal ahora tan solo condicionado por el curso natural de corrientes y mareas y del que disfrutan peces, anfibios y numerosas aves acuáticas –sobre todo patos y fochas comunes que nadan, plantan sus huellas sobre el lecho arenoso y, cuando la profundidad se lo permite, sumergen la cabeza en busca de comida–.
Las estructuras artificiales de hormigón han desaparecido del interior del cauce en esta zona donde el Piles confluye con el Peñafrancia, y en su lugar queda en el centro una isla triangular de tierra y sedimentos. Pero también han desaparecido a lo largo de todo el margen derecho –el lado correspondiente al complejo deportivo de Las Mestas–, donde el muro que encauzaba el río ha sido sustituido por una escollera de piedra cuya pendiente, al contrario de la verticalidad de la ya desaparecida pared, permitirá en caso de avenida, cuando el caudal del Piles alcance una mayor altura, que el agua tenga más espacio por donde correr. Este cambio es especialmente notable en la zona más próxima a la calle Albert Einstein, donde la actuación se ha aprovechado para ensanchar todo el cauce, lo que ha obligado a desplazar el vial de acceso a la pista de atletismo y construir uno nuevo.
Aguas arriba de este punto, en el tramo que va desde la calle Anselmo Solar hasta Albert Einstein en paralelo al paseo del Arquéologo Manuel Fernández-Miranda, también se ha ensanchado la denominada «sección fluvial» –la distancia que hay de orilla a orilla– por el lado correspondiente a la zona del parque canino. En este caso se ha logrado «descabezando» la escollera que ya existía en la zona, de la que solo se han dejado sus dos primeros metros de altura, y sustituyendo su parte superior por un talud con una pendiente más suavizada, gracias al cual por cada metro de altura se ganan cinco metros de ancho. Y para la generación de un nuevo bosque de ribera, tan solo en esta zona se han plantado más de doscientos árboles, que crecen ya, muchos de ellos entutorados para garantizar su verticalidad durante sus primeros años de vida.
La imagen de nuevos árboles en crecimiento, apoyados en un tutor de madera y protegidos por un llamativo tubo verde de plástico, se repite con cientos de ejemplares de aliso, fresno, laurel, sauce y avellano repartidos a ambos lados del río a lo largo de todo su recorrido por el parque fluvial de Viesques. «Creo que ha quedado muy bien, sobre todo con todo lo que han plantado», destaca Mari Marcos, una de los miles de usuarios que cada día pasean, andan en bici y corren junto a este renovado Piles del que señalan virtudes y defectos. En su caso, al hecho de que ayer circulara «con muy poca agua» añadía que «lo sigo viendo un poco sucio», una crítica muy extendida y ante la cual el concejal de Medio Ambiente, Rodrigo Pintueles, recordaba recientemente la obligación de esperar a la recepción de toda la obra en su conjunto, que ha supuesto una inversión de 2,5 millones de euros financiados casi en un 90% con fondos europeos.
Laura Álvarez, que practica deporte por la zona casi todos los días, coincide en que «con los cambios está mucho mejor, pero todavía necesita mucha limpieza». Algo que también apunta, señalando en concreto a la abundante maleza, Concha López, para quien en todo caso «lo que han hecho me gusta muchísimo». David Montes, en su día piragüista del Grupo, señala que «se ha hecho un gran trabajo, que era necesario. Pero aún queda más, sobre todo de limpieza, porque es una pena el olor y los arbustos que hay». Carlos Martín destaca por su parte que «la escollera ha quedado muy lograda» y apela a la responsabilidad de los usuarios de la zona de ahora en adelante: «esto debemos mantenerlo todos limpio».