El sello de Gijón
La Exposición Filatélica Nacional se celebró en la ciudad, creándose una estampa conmemorativa con la efigie de Pelayo
Jueves, 13 de octubre 2022, 00:51
Para el filatélico Daniel Jiménez, la Exposición Filatélica Nacional celebrada en Gijón, que ahora tocaba a su fin, había sido un rotundo éxito. Hubo mucho público y, además, muy participativo; lo cual siempre agrada al apasionado de una afición. Pero en este caso, además, el coleccionismo de sellos también había aportado mucho a Gijón. Lo popular de la exposición, según Jiménez, ponía los cimientos «para futuras exposiciones nacionales e internacionales. Gijón necesitaba una muestra así, que ayudara a ofrecer una buena imagen de la ciudad. El sello es el mejor embajador que puede tener una nación», afirmaba, «y el sello del Rey Pelayo será el mejor embajador de Gijón. Dará la vuelta a todo el mundo».
Así fue. Una hermosa estampa conmemorativa situó hace cinco lustros a Gijón en el mapa por medio de la efigie pétrea del Pelayo de la plaza del Marqués. No podía ser menos para una Exfilna triunfante, que animaba a los coleccionistas playos incluso a pedir la organización «de alguna muestra internacional, porque contamos para ello con el apoyo de las autoridades». No había sido poco el dado para la Exfilna. En ella se volcaron el Ayuntamiento, Correos y Telégrafos -como es natural-, la Caja de Asturias, la Sociedad Mixta de Turismo y Festejos y más.
«El coleccionismo de sellos es más sencillo y llevadero» que otros como el de las monedas, más difíciles de encontrar y que requerían otra especialización, según Jiménez. Por contra, la filatelia aportaba al aficionado una «sensación de bienestar y relajación, que se siente, porque es una afición que te ayuda a olvidarte de lo que te rodea: del mundo, de los problemas». Todo ello había llevado a Daniel Jiménez a ser presidente del Grupo Filatélico y Numismático de Gijón, principal impulsor de la Exposición que ahora acababa de terminar. ¿Su próximo objetivo? Organizar, como ya se ha dicho, una muestra internacional., más ambiciosa que la nacional -que había rondado los 16 millones de pesetas-. No sería fácil: abundaban los competidores como Barcelona, «con mucha experiencia en organización de exposiciones filatélicas». ¡Suerte!