La sentencia del 'cascayu' divide a las asociaciones vecinales afectadas

En La Providencia se acogió «con una alegría enorme» e incluso aplausos la sentencia que tumba el 'cascayu'. «Nuestras alternativas de comunicación son muy escasas: estamos conectados por buses que pasan cada media hora y ahora, en coche, 18 semáforos nos separan del puente del Piles al paseo de Begoña, cuando antes lo hacían ocho hasta el Náutico», ejemplifica su presidenta, Cristina Menéndez, quien asegura que desde que se implantó el 'cascayu' «nos sentimos olvidados y casi no sabemos ni adónde ir a hacer la compra, cuando antes nos movíamos mucho por La Arena: sus comercios, bancos, etcétera». No quiere decir esto que se opongan a la peatonalización de los espacios, al contrario: «Sabemos que las ciudades, como en el resto de Europa, tienen que avanzar y peatonalizarse. Pero lo primero es que la administración ofrezca alternativas». Ellos ya tienen alguna idea que esperan plantear cuanto antes al concejal de Movilidad, Aurelio Martín. «Queremos proponerle un aparcamiento disuasorio con tarjetas identificativas como residentes de La Providencia, algo que nos proteja». Creen que una buena opción sería utilizar alguno de los terrenos de la Ería del Piles que ya se emplean como aparcamiento en temporada estival. «Para nosotros, que se abra otra vía en el Muro es absolutamente necesario. Sería darnos la vida en cuanto a tiempo y comodidad», añade.

Los vecinos de Somió también han sido desde que se planteó el 'cascayu' de los más acérrimos defensores del mantenimiento del tráfico hacia el centro. Y por ello, ante una sentencia «contundente y demoledora», Soledad Lafuente asegura no comprender la postura del Ayuntamiento, que pretende «recurrir por sistema, cuando si se dice que algo es ilegal deberían ser los primeros en dar ejemplo». Cree que la actuación se llevó a cabo «con alevosía» y, como su homóloga de La Providencia, sostiene que «se empezó la casa por el tejado, quitando formas de llegar a la ciudad sin dar alternativas». La realidad, sostiene, es que «el tráfico en Gijón era fluido y ahora no lo es» y que «la zona rural está ninguneada y no tiene cómo bajar a la ciudad, ya que el transporte público es insuficiente».

Por contra, en el barrio de La Arena, «estamos a favor de ganar espacio para los peatones y liberar el Muro del tráfico, llámese 'cascayu' o ganar zona verde». «No puede ser una autopista sino un espacio libre de humos de los coches», defiende Tita Caravera, que se muestra expectante por conocer en profundidad el anteproyecto de reforma del Muro que se presentará el miércoles. Sergio Álvarez, representante vecinal de Cimavilla, se muestra prudente: «Cuando el Ayuntamiento recurra veremos qué ocurre. Habrá que acatar lo que diga la ley y después llegar a un punto de acuerdo y consenso en el que prime el interés de la ciudad», si bien en la entidad se muestran a favor de la pacificación del tráfico.