«Sufre un trastorno antisocial de la personalidad, que no es una enfermedad»
Los psicólogos forenses sostienen que mató a su hijo en «pleno uso de sus facultades»
G. MAESE
GIJÓN.
Viernes, 14 de mayo 2021, 02:56
Era esperado conocer el contenido de los informes psicológicos que los expertos realizaron a Silvia los meses posteriores al crimen. Hasta cuatro peritos certificaron ayer en la Sección Octava de la Audiencia Provincial, que tiene su sede en Gijón, que Silvia Acebal actuó con «conciencia y voluntad» cuando asestó 53 puñaladas a su hijo recién nacido. «Actuó en pleno uso de sus facultades», subrayaron.
Los informes psicológicos agregados en la causa sostienen que la asesina confesa no sufre ninguna enfermedad mental y sí un trastorno antisocial de la personalidad. «No es una enfermedad. Es una forma de ser anómala», sostuvo una forense. Según los psicólogos, las personas que sufren este trastorno presentan: ausencia de nervios y remordimiento, tendencia a mentir y carencia de reacciones afectivas. «Nunca durante nuestros encuentros mostró arrepentimiento», refirieron. También Daniel B. S., expareja de Silvia y padre del bebé, fue examinado por los forenses. Sobre él no concluyen ninguna enfermedad ni trastorno, aunque se mantiene en tratamiento psicológico desde el crimen.
Se enteró al quinto mes
Durante las entrevistas que Silvia Acebal mantuvo con los psicólogos forenses llegó a asegurarles que se había enterado de su embarazo en el quinto mes de gestación. La ley del aborto de 2010 marca que la interrupción del embarazo será libre hasta la decimocuarta semana de gestación. El plazo podría ampliarse hasta seis semanas si existe un riesgo grave para la embarazada.
«De ser verdad su testimonio, desde que se enteró de su estado, y ante la imposibilidad de abortar, Silvia tomaba decisiones que suponían una huida hacia adelante», aseguraron.
El entorno de la pareja también fue analizado por los expertos, quienes concluyeron que era «favorable» para la crianza de un bebé. Silvia, nacida en 1991, es graduada en Educación Infantil y no trabajaba. Su expareja Daniel B. S. trabajaba en una empresa de montaje, donde en ocasiones realizaba horas extras. Vivían en un piso propiedad de padre de Daniel. «No teníamos problemas de dinero. Teníamos todo lo que queríamos», aseguró su expareja en sede judicial.