El talento de Jesús Fernández
El violinista gijonés se presentó por primera vez en concierto en la Filarmónica y destacó con su interpretación de Beethoven
Fue un día importante para la villa de Jovellanos. Hace cien años, la «simpática nota local» ocurrida en las fiestas musicales de la Orquesta Sinfónica ... mereció portada en EL COMERCIO, y no era para menos. «Hace dos años, por este tiempo, y con ocasión de hallarse aquí con su orquesta el insigne maestro Arbós, hubo de ser requerido para que oyese a un joven violinista gijonés que empezaba a tocar por los teatros. Arbós le escuchó, admiróse de sus disposiciones, de lo fácilmente que leía en el pentagrama y declaró que aquel muchacho merecía todo género de protección, pues había motivos suficientes para cifrar en él grandes esperanzas. Le prometió ayuda, diciendo que se encargaría de su educación artística en cuanto se trasladara a Madrid».
Dicho y hecho, y ahora cristalizaba aquel apoyo del maestro al violinista Jesús Fernández, recién estrenado con la Filarmónica Gijonesa. El camino no había sido fácil. «Para que aquel chico pudiera ir a la Corte a estudiar, acudió a unas oposiciones de pensión a la Diputación Provincial. Se impuso el mérito del joven, y fue pensionado. Y a Madrid se dirigió, entrando en el conservatorio como discípulo de Arbós». A los dos años Fernández consiguió el primer puesto en las oposiciones para la Orquesta Sinfónica, regresando a Gijón. «Y ayer vimos a Jesús Fernández Lorenzo (...) dando la prueba plena de su valimiento», dijimos hace un siglo.
Seguro y elegante
También que «fue algo muy simpático». Jesús Fernández se presentó «con pleno dominio de su arte ya muy afianzado», e interpretó «el difícil cuarteto de Mendelssohn con seguridad asombrosa», cautivando «por la elegancia en la ejecución, lo limpio del sonido y el puro clasicismo de la dicción. El presagio de Arbós se había cumplido. El joven violinista gijonés no había defraudado ninguna esperanza». Aquel día hubo, según EL COMERCIO, «ovaciones delirantes» y, además, una brillante interpretación de la octava de Beethoven. «Nosotros, que en la humilde medida de nuestras fuerzas fuimos los primeros que creímos en el futuro de este joven (...), nos sentimos satisfechos del triunfo de anoche». Como para no.
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