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María Martínez, en su estudio de tatuaje, en la calle Badajoz. LUIS MANSO

Tatuajes hiperrealistas de la areola y el pezón «para cerrar un ciclo»

María Martínez lleva siete años tatuando los pechos de mujeres de todas las edades que le derivan cirujanos principalmente de Jove y el HUCA

LAURA MAYORDOMO

GIJÓN.

Miércoles, 19 de octubre 2022, 00:51

La suya es una técnica propia. Una combinación de tatuaje y micropigmentación que aporta un hiperrealismo al resultado final difícil de conseguir de otra manera. María Martínez, auxiliar de Medicina Estética y técnico especialista en micropigmentación y microblading, lleva cerca de siete años tatuando areolas y pezones a mujeres a las que se ha reconstruido el pecho tras haber sido operadas de cáncer de mama. Han sido tantas las que han pasado por Valkiria, su estudio ubicado en la calle Badajoz, que es incapaz de estimar una cifra. Sí recuerda que «la más joven tenía 29 años». La mayor superaba los 70. La mayoría llegan a ella por recomendación de los cirujanos del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y de Jove, pero también ha tatuado a mujeres que vienen de otras comunidades. Incluso de Lanzarote.

El modo de trabajar siempre es el mismo. En una primera visita realiza una valoración de cada caso, explica en qué consiste el proceso -«que no duele y que pueden hacer vida normal desde el primer momento»-, realiza un estudio de visaje -en base a la fisonomía de la mujer, para determinar la posición y el tamaño del pezón que luego tatuará- y el diseño de color -tomando como referencia el pezón del pecho sano, si lo hubiera, la tonalidad de la piel o el color de ojos- y se firman los consentimientos a los que obliga Sanidad.

En cuestión de unas horas, las mujeres consiguen ver en el espejo un pecho completo, con una areola y un pezón hiperrealista que, solo si lo precisan, será retocado -para intensificar el color o aumentar su tamaño- en una segunda sesión que tiene lugar un mes después. Los resultados son «muy realistas y con la combinación de lo mejor de la técnica de la micropigmentación y del tatuaje, más duraderos», explica. Con este paso, que evita a las mujeres someterse a una nueva intervención -para la reconstrucción del pezón- «cierran un ciclo, una etapa. Se vuelven a ver normales. Psicológicamente les viene muy bien». Y lo dice recordando las caras de felicidad, de emoción y hasta las lágrimas que ha visto brotar tras concluir su trabajo. Un trabajo que, entre 250 y 350 euros aproximadamente, «no es para nada caro teniendo en cuenta el beneficio que les supone».

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