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Los buceadores sujetan las bolsas con los tiburones pintarrojas momentos antes de su introducción al mar. Arnaldo García

Tiburones pintarroja con sello gijonés

2.000 personas asisten a la suelta en el mar de 50 crías por parte del Acuario para conmemorar el Día Internacional de los Océanos y concienciar de que se proteja

Domingo, 8 de junio 2025

Gijón tienen desde hoy nuevos habitantes en sus aguas. Se trata de medio centenar de tiburones pintarroja que el Bioparc Acuario de Gijón han introducido en el mar por el Día Internacional de los Océanos bajo el lema: ¡Cada aleta suma! Nacidos y criados durante ocho meses en la institución, la entidad aprovechó la efeméride para devolverles a su hábitat natural. Cabe resaltar que son animales totalmente inofensivos para los humanos. La iniciativa tuvo un gran éxito y reunió a 2.000 asistentes en la playa de Poniente. En su mayoría se trataron de familias con niños que formaron parte del proceso.

Fue en el momento en el que apareció la furgoneta del acuario con los tiburones cuando la emoción aumentó en la playa de Poniente. Los asistentes formaron un pasillo humano desde el paseo hasta la orilla para permitir el paso de los capachos donde se encontraban las cincuenta especies de distintos tamaños, aunque no más grandes de veinte centímetros. Los pequeños se sorprendían a su paso observando las manchas y puntos de estos curiosos animales. Fueron algunos de los niños que allí estaban los encargados de caminar con cuidado por la arena con ellos y entregarlos al personal del CRAMA y del servicio de Salvamento del Ayuntamiento, quienes los trasladaron en lancha a una embarcación anclada frente a la costa gijonesa donde estaban los nueve buzos de Alpha Buceo que se encargarían de devolverlos al mar.

La ovación del público fue unánime al terminar de transportarlos hasta la lancha. «¡Es el mejor día de mi vida! ¡He ayudado a muchos tiburones!», decía un niño pequeño en la costa. Los cincuenta animales, número que coincide con el aniversario del estreno de la película 'Tiburón', fueron divididos en seis capazos. Una vez que la embarcación se hizo con todos los ejemplares, se dirigieron desde las boyas de la playa de Poniente hasta más allá de la isla de la Tortuga y los islotes de las Gemelas hasta quedar delante de la playa de la Ñora, a nueve metros de profundidad, en una zona marina especialmente seleccionada por sus condiciones para favorecer el proceso de integración progresiva al medio natural.

Tras llegar al punto designado, comenzó la preparación. Los nueve buzos se pusieron todo el material necesario: aletas, neopreno, bombona…Una vez listos comenzaron a trasladar los tiburones de los capazos cuidadosamente a unas bolsas de plástico con ayuda de unas pequeñas redes. Poco a poco comenzó la inmersión y, bolsa a bolsa, los tiburones fueron conociendo su nueva casa. Allí se asentarán en el fondo marino, donde su especie vive siempre pegada y se mimetizan a la perfección.

Como curiosidad, estos animales pueden vivir tanto en la orilla como a 800 metros de profundidad. Además, es de hábitos nocturnos, por el día permanece quieto en los fondos protegido por su camuflaje y por la noche caza activamente. Se trata de un cazador de emboscada. Actualmente, esta especie se encuentra amenazada por la pesca accidental principalmente.

«Estas acciones dan sentido a lo que hacemos cada día: conectar a las personas con la conservación. Los niños entienden su valor en el ecosistema, gracias a una experiencia real que no se olvida», declaró el director del acuario, Alejandro Beneit.«La respuesta de las familias y la comunidad ha sido increíble y refuerza nuestro compromiso con la protección de los océanos», añadió. Durante toda la mañana, hubo otra actividad para las familias en la playa de Poniente, se trató de una gymkana educativa organizada por el equipo educativo del Acuario para concienciar a los más pequeños sobre la importancia de cuidar los océanos.

«Me ha encantado saber que las tortugas pueden cruzar océanos enteros. Ahora quiero protegerlas«, decía con entusiasmo Claudia Menéndez García, de 8 años, procedente de Villaviciosa. Su familia había madrugado para no perderse la jornada y participar en todas las actividades educativas. Por su parte, Carlos Álvarez y Elena Suárez, padres de dos niños de Gijón, compartieron su impresión tras vivir la experiencia completa: «Ha sido un día especial para toda la familia, algo que recordaremos mucho tiempo».

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