Trifulcas en la madrugada
Numerosas reyertas a lo largo de toda la ciudad inauguraron la siempre compleja, en materia de seguridad, temporada estival gijonesa
Peores consecuencias, aunque no las más graves, tuvo la trifulca que a eso de las diez de la noche se vieron obligados a atajar los ... guardias Atanasio Caso y Álvaro Acebal. En un chigre del barrio del Tejedor, dos individuos -«que resultaron ser hermanos»- decidieron empezar a agredirse mutuamente, huyendo, ante la presencia de la autoridad, a otra taberna en la que no les dejaron entrar. Frustrados y reconvenidos nuevamente por los guardias, acabaron por pegar a Acebal «dos palos, que le hicieron caer al suelo, y abalanzándose luego sobre el otro agente, que pudo defenderse y auxiliar a su compañero de las asechanzas de los agresores». La cuestión acabó en la cárcel, en el caso de uno de los agresores; y en el hospital, en el del otro, no sin antes robarle el chuzo a uno de los guardia y pegar dos tiros al aire.
Pedrada a los agentes
Otra más: en la carretera de Oviedo, esta vez con los serenos Anastasio de la Miyar y José Díaz imponiendo el orden, todo un grupo de parroquianos les hicieron frente cuando estos pretendieron cumplir la normativa municipal cerrando las puertas de la taberna a la hora convenida. «Fue arrojada una piedra que chocó en una pierna de uno de los guardias». Se quedó en un susto. Y la última, también a pedradas, aconteció en Fomento. Dos contrincantes contra uno, con la apatía de un carabinero que no hizo nada por detener el tinglado. Empezaba fuerte el verano...
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