Un vecino gijonés logra que un fondo inmobiliario no se quede con su casa

Una sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 7 de los de Gijón ha impedido que el fondo inmobiliario Promontoria Coliseum Real Estate se hiciera con la vivienda del gijonés Alfredo Moreno quien, tras no poder hacer frente a su hipoteca con una entidad bancaria, había firmado un contrato de alquiler por vulnerabilidad social. Además, dicho fondo pretendía desalojar de su vivienda a Moreno y su esposa aduciendo que el mencionado alquiler había expirado en base a una cláusula que ahora el juzgado considera nula.

El motivo de esa cláusula, por la que el arrendatario renunciaba expresamente al ejercicio de los derecho de tanteo y retracto sobre la finca arrendada, se fundamenta, según la sentencia, «en el vicio del consentimiento prestado» y ello debido a que hubo «defecto de información». Por ello, el juez considera que «no estamos ante un supuesto de nulidad radical, sino ante una acción de anulabilidad».

Otro aspecto que tiene en cuenta la sentencia es que Alfredo Moreno y su mujer «tienen la condición de consumidores, pues de trata de personas físicas que actúan con un propósito ajeno a la actividad comercial, empresarial, oficio o profesión». Es más, el juez considera que «podría tratarse de consumidores vulnerables», en una «situación de desprotección».

También tiene en cuenta el juez que dicha cláusula tiene una extensión de poco más de una línea en un contrato que contiene otras 21 cláusulas, lo que implica que «se ha incluido dentro de una abigarrada composición del texto que ha impedido a los arrendatarios consumidores una correcta visualización de su contenido». Llega a considera «sorpresiva» su presencia en el texto, pues una cláusula de dichas características «no es, de ninguna manera, habitual en los contratos de arrendamiento, lo que abunda en la necesidad de avisar de su inclusión para evitar vulnerar la buena fe de la contraparte». La sentencia considera fundamental que el consumidor «debe recibir información adecuada», ya que deben ser protegidos por la situación de inferioridad o indefensión en que pueden encontrarse.

La conclusión del juez es que «la situación que se ha producido obliga a declarar la nulidad de la cláusula impugnada, que no cumple con el requisito de transparencia reforzada». Ante todo esto, la sentencia también declara nula la renuncia de los demandantes al ejercicio de los derechos de tanteo y retracto.

Pero ahora Alfredo Moreno y su mujer tienen que ejercer dicho tanteo y retracto en el valor en el que el fondo inmobiliario se hizo con la cartera de viviendas de la entidad bancaria) y entre tanto la inmobiliaria continúa poniendo a la venta su piso, en distintos portales digitales, por un valor de 72.000 euros, haciendo caso omiso a la sentencia.

«Siguen pidiéndome que entregue la posesión a pesar de la sentencia», explica a EL COMERCIO Alfredo Moreno, quien indica que en Gijón hay, al menos, otras once personas que se encuentran en la misma situación que él y a las que se ofrece a ayudar porque «se puede ganar a estos fondos». Y es que tiene claro que «sólo los puedes vencer si los atacas», asegura.

La sentencia del juzgado gijonés es la segunda en España que da la razón a un ciudadano frente a este tipo de fondos, que generalmente tienen carácter internacional. «La otra fue de una señora de Puerto Lajas, en Fuerteventura», explica Moreno. Pero apunta que llegar hasta aquí no fue nada fácil, pues «fueron horas y horas de buscar documentación en el ordenador por la noche».

También hubo momentos muy duros para esta pareja, ya que tuvieron que soportar presiones e intentos de que abandonaran su vivienda tras ofrecerles pequeñas cantidades de dinero. «Muchas personas mayores acaban cediendo, porque te empiezan a agobiar, a amenazar y después te ofrecen 3.000 euros y acabas marchándote de tu casa. Pero nosotros teníamos claro que no lo íbamos a consentir», explica Moreno, sentencia en mano. Este gijonés sigue recopilando información sobre las prácticas de estos fondos y es posible que el asunto no acabe con la sentencia conocida ahora.

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