Vecinos y hosteleros de Somió alertan del aumento de botellones durante la pandemia

«Entendemos que la gente quiere salir, especialmente los jóvenes, pero estamos en una situación delicada». Soledad Lafuente, presidenta de la asociación de vecinos de Somió, dice que en el barrio hay un «gran enfado» tras el suceso ocurrido el pasado fin de semana en el que la Policía Nacional sorprendió a 200 adolescentes en una fiesta en un negocio hostelero de Somió.

El hostelero que permitió que se juntaran en el merendero de su establecimiento estos jóvenes podría enfrentarse a una multa de hasta 600.000 euros. En Somió hay enfado, sí, pero no una gran sorpresa pues asegura que desde que se inició la pandemia «el aumento del botellón es muy evidente».

De hecho, la presidenta vecinal cuenta que en la carbayera de Candanal se reúnen masivamente personas, especialmente jóvenes, a tomar bebidas y a comer. Hace unos días los vecinos se pusieron en contacto con Emulsa para advertir de la cantidad de desperdicios que quedan en esta zona verde tras estas reuniones, un lugar preferido por los jóvenes, aunque no el único. «No tenemos nada que hacer, nos parece fatal lo que ocurrió el lunes tanto por parte de quienes estuvieron como de los responsables del local. No podemos permitir estas actitudes», se lamenta.

Entre los hosteleros hay un claro malestar porque este tipo de situaciones, dicen, es la puntilla a unos momentos muy complicados por los que está atravesando el sector. Paula Llanes, que regenta la casa de comidas 'VI estaciones', asegura que la transcendencia de este tipo de actitudes es mucho mayor de lo que parece. «Esta mañana (por ayer) me llamaron amigos desde Canarias y Valencia porque habían escuchado la noticia y querían saber si era yo la afectada».

Manuel Brándulas y Tito Méndez, de 'Al peso', se quejan porque «nos perjudica mucho esto. Estamos tratando de tirar para adelante como podemos y hay casos como este. El botellón en Somió ha crecido mucho».

También entre los residentes hay malestar generalizado. Las hermanas Marta y Charo Sánchez entienden que «hay ganas de salir y que a los jóvenes les cuesta un año en blanco, pero hay que velar por la salud». Idéntico pensamiento al de Alejandra Sánchez, quien asegura que «a este ritmo no vamos a levantar cabeza. El problema es la socialización, los comportamientos y, en cambio, se culpa a la hostelería». Y de «irresponsabilidad» habla María Álvarez. «Aquí hay mucho botellón y en la carbayera está lleno de copas y residuos desde hace tiempo».