Rejoneo de puerta grande
Diego Ventura y Joao Telles cortan dos orejas cada uno en una tarde en la que Rui Fernandes se llevó otro apéndice
JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ CANAL
Sábado, 17 de agosto 2019, 02:46
Ficha técnica
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Plaza de toro de El Bibio: Gijón. Viernes, 16 de agosto de 2019. Corrida de rejones, cuarto festejo de abono de la feria de Begoña. Soleado. Algo menos de media entrada. Seis toros de Luis Terrón, reglamentariamente despuntados (qué tiempos los de don Manuel Vidrié, que los toreaba en puntas) que dieron buen juego, en general. Se dejaron, como dicen los taurinos, y solo el segundo de la tarde fue poco colaborador.
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Rui Fernandes: Rejón en los bajos y dos descabellos (silencio) y rejón caído (una oreja).
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Diego Ventura: Rejón trasero al segundo intento y un descabello (ovación) y rejón en lo alto (dos orejas). Salió a hombros.
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Joao Telles. Nuevo en El Bibio, rejón arriba (una oreja) y rejonazo trasero (una oreja). Salió a hombros.
Sucedió lo previsto, o previsible, el triunfo incontestable de Diego Ventura. Al caballero lusitano criado en la Puebla del Río le tocó el peor toro del encierro, el corrido en segundo lugar. Distraído, se hacía el longuis y buscaba la salida. En estas condiciones, la labor de Ventura tuvo un resultado desigual, con brillantez en el manejo de sus monturas y buena colocación de rejones y banderillas, pero deficiente ejecución de la suerte en más de una ocasión. Sobresalió un rejón de castigo al violín, por los adentros. Luego acertó a la primera con el descabello y fue ovacionado. (La gente ovaciona el descabellar con acierto, como si fuera una suerte más de la lidia esa tarea que, como la de puntillero, puede desempeñar con maestría cualquier matarife profesional, como uno de Gijón que vivía en La Guía y era número uno de la especialidad).
El Ventura magistral se mostró en plenitud en la lidia del noble y corretón toro lidiado en quinto lugar. Toreó a caballo y clavó casi siempre al estribo, sin ventajas. Espectacular el par de banderillas a dos manos, después de quitarle la cabezada de brida al equino. Y, como en su primer enemigo, una exhibición de doma aplicada al rejoneo. Mató de un rejonazo de excelente colocación y las dos orejas y la salida a hombros de los capitalistas cayeron como fruta madura.
Del mismo modo abandonó la plaza el debutante Joao Telles, que en su primer enemigo se lució con los rejones de castigo y las banderillas, aunque a veces se tomara la ventaja de clavar a toro pasado. Mató con eficacia, de un rejonazo en lo alto, después de lucirse también con las cortas y al prender la rosa. Oreja al esportón, que no decaiga, oye. En la lidia de la res que cerró plaza volvió Telles a ofrecer abundancia de detalles de calidad en el toreo a caballo, empañados alguna vez por la defectuosa colocación de los castigos. El rejón de muerte cayó trasero, pero bastó para pasaportar al astado. Otra oreja y más trabajo para los costaleros.
Y a una oreja, cortada en su segundo toro, el cuarto de la tarde, se limitó el balance de trofeos de Rui Fernandes. Ocurrió después de que se adornara para clavar rejones y banderillas con diverso resultado, lucido al quebrar en la cara del desmochado burel y por debajo de bien en una pasada en falso y cuando se tomaba ventajas para ejecutar la suerte. El rejón de muerte, caído, no fue obstáculo para que le otorgaran una oreja como premio. Antes, había dado buen juego el toro que abrió plaza, pero Fernandes, en una labor con muchos altibajos, no supo sacarle provecho y además mató sin acierto, de modo que el silencio del respetable le acompañó cuando se retiró al callejón.
O séase, que Diego Ventura no hay más que uno.