Otra visita ministerial
El encargado nacional de la cartera de Relaciones Sindicales llegó a Asturias, donde visitó, el primer día, Cancienes y Noreña
Lunes, 12 de diciembre 2022, 00:47
Enrique García Ramal, a la sazón ministro de Relaciones Sindicales, tenía una misión fundamental en su visita a Asturias hace ahora medio siglo: inaugurar cosas. ... Pero ¡qué cosas! En Cancienes, un grupo de 130 viviendas sociales, «construidas por la Obra Sindical del Hogar, con una inversión superior a los 39 millones de pesetas». En Noreña, poco después, el Centro Sindical de Formación Profesional 'Camilo Alonso Vega', con capacidad para 125 alumnos y la asistencia al acto, además, de Ramona Rodríguez Bustelo, viuda de Alonso Vega. Contó EL COMERCIO, en su ejemplar de hace hoy 50 años, que en el acto García Ramal «pronunció el discurso en el cual glosó la figura del ex ministro», militar que tras participar en el golpe de Estado de 1936 obtuvo un ascenso meteórico. «Dijo», Ramal, «entre otras cosas, que Camilo Alonso Vega reunía en él las características que acompañan a los grandes hombres».
«La constante de su vida fue lealtad», continuó el ministro. «Como militar era ejemplo de valor y disciplina, que cuando lo exigía a los demás era con el derecho que concede el propio cumplimiento del deber y ejemplo de su forma de ser y actuar; todo lo que tenía en severidad para consigo mismo se traducía en amor para los demás; conocía y quería al pueblo español entrañablemente y cada uno de sus actos tenían una motivación generosa, la que le llevó a ser el primero en el riesgo en África o aquí, en Oviedo, y más tarde en la Cruzada, como también fue siempre el primero en darse a los demás». Tal alocución la transcribiría EL COMERCIO en su cuarta plana, solo para continuar diciendo que de Noreña, ya en tercera visita oficial, Ramal se trasladó a Oviedo, donde se reunió con los jurados de empresa de Hunosa, Astur-belga de Minas, Soterraña y Uninsa, «con los cuales cambió impresiones sobre los problemas planteados en sus empresas». Aún restaban horas al día, porque la jornada terminó con reunión: la del ministro en el Consejo Provincial de Trabajadores, «en el cual le expusieron los principales problemas sociolaborales de la provincia». Tenían como para contarle hasta el alba.
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